El miércoles la Reserva Federal bajó en un cuarto de punto la tasa de interés de referencia, pasándola en el rango mayor de 4.25 a 4 por ciento. Esta fue la segunda vez en el año que recorta, y los mercados piensan que puede haber otro descenso en diciembre; sin embargo, el presidente la Fed, Jerome Powell, pidió que no dieran por hecho que se mantendrá la tendencia y que es muy posible que la tasa se quede sin cambio a fin de año.
Como podrá imaginar el lector, este comentario se recibió como vaso de agua fría en los mercados bursátiles, que le daban 90 por ciento de probabilidad a una nueva baja a fin de año.
Powell dijo que había poca visibilidad por la falta de información, producto del cierre del gobierno federal, que afecta a muchas de las instituciones encargadas de comunicar temas importantes como inflación, creación de empleo, etc. La probabilidad, según Wall Street, ahora es de 70 por ciento, es decir, se mantiene el optimismo.
Octubre fue un mes de magníficos resultados para las bolsas a escala mundial; sin duda, la percepción de que las tasas van hacia abajo fue uno de los principales motivos toda vez que no solo había optimismo por la tendencia de aquí a fin de año, además existieron algunas opiniones con influencia indicando que la tasa en 2026 puede llegar a 3 por ciento, lo cual es un panorama demasiado optimista, ya que la inflación, que hoy se encuentra en 3 por ciento, difícilmente alcanzará el objetivo de 2 por ciento establecida por la Fed.
Claro, este escenario se puede fortalecer con el nuevo presidente de la Reserva Federal —que tiene que nombrar Donald Trump— para que sustituya a Powell en junio. Se piensa que el presidente electo podrá tener mayor influencia en la determinación de la política monetaria; ojalá que eso no suceda porque debilitaría la autonomía del banco central, condición indispensable para que siga siendo una institución respetada.
Otro factor que impulsó a los mercados fue que estos siempre supusieron que EU y China llegarían a algún acuerdo en el tema comercial; una lucha entre estos dos gigantes del comercio internacional no le reportaría beneficios importantes a ninguno de los dos.
Los mercados también subieron por una muy buena expectativa de resultados del tercer trimestre del año debido a que, de las empresas más grandes que cotizan en el S&P 500, poco más de un tercio, alrededor de 83 por ciento, ha reportado mejor de lo esperado, mientras 13 por ciento en el sector tecnológico tuvo alza en sus beneficios, muy por encima del 8 por ciento del resto.
La pregunta es si las bolsas no están caras, y mi respuesta es que sí, y sería bueno que tuvieran una pausa. Aún hay mucha incertidumbre en el tema inflacionario, los gobiernos de las naciones más desarrolladas enfrentarán amplios niveles de endeudamiento y déficits fiscales complicados.
Todo esto se tiene que tomar en cuenta; que este vaso de agua fría sirva para enfriar un poco el entusiasmo exagerado.
 
	