Cuando tratas de entender qué pasa con la economía mexicana, te encuentras con que está llena de claroscuros, algunos temas se desarrollan a satisfacción y otros levantan serias preocupaciones.
Dentro de lo bueno está el desarrollo de las exportaciones este 2025, sobre todo si se toman en cuenta las nuevas reglas de Donald Trump, las cuales han generado incertidumbre y enojo, amén de que han sido muchas las iniciativas y correcciones.
En lo que va del año, el crecimiento de las exportaciones mexicanas ha sido muy satisfactorio, y lo más significativo es que no vienen del sector automotriz. Las exportaciones de autos ya están afectadas por los aranceles y su desarrollo es muy plano; sin embargo, los crecimientos vienen de otros productos donde hemos podido aventajar.
El dato no se puede regatear: crecer la exportación a 9% es, a todas luces, una muy buena noticia. Lo que no resulta cierto cuando hablamos de las importaciones, que han estado muy planas, casi sin incremento, lo que no es bueno, porque, aunque ayuden a no tener déficit comercial abultado, significan que la economía no está creciendo porque no hay inversión, o sea, que no estamos importando maquinaria y equipo ni bienes intermedios, y esto no es bueno. La inversión bruta fija cayó 9% en lo que va del año.
Otra buena noticia es que el déficit fiscal ha mejorado, no al objetivo de 3.9%, pero anda por 4.4, que es mucho mejor que el 5.9 con el que cerró López Obrador el año pasado. Lo que preocupa es que el endeudamiento sigue creciendo, nos lo enseñan como 52.3% del PIB y ahí no se ve tan mal, pero en términos nominales el crecimiento intranquiliza, pues se sigue incrementando el servicio de la deuda; México es el que menos recaudación tiene como porcentaje de su economía entre los países de la OCDE con 17.7%, contra 33.9 promedio recaudado por los demás países. El crecimiento de la deuda nos puede llevar a una crisis financiera de gran envergadura si no la empezamos a disminuir.
Algo que afecta a la economía es la inseguridad, que sigue fuera de control a pesar de que se empiezan a sentir avances en la lucha contra el crimen; la política de “abrazos no balazos” está cambiando, pero aún falta mucho. Los cobros de piso y extorsiones siguen a la orden del día e inhiben las inversiones, amén de que los costos para proteger los negocios merman las ganancias.
Este año el crecimiento ha sido pequeño. En el primer semestre evitamos la recesión, pero en julio regresamos a la realidad, ya que la economía se contrajo 1.2%, con lo cual la perspectiva del segundo semestre es bastante sombría; a pesar de que el FMI diga que creceremos 1%, es muy posible que nos quedemos en 0.5.
Claroscuro es disminuir la pobreza extrema y aceptar que el empleo formal no ha crecido, sino que se ha contraído. Claroscuro es tener finanzas públicas comprometidas y ver al peso revaluándose 11% respecto al dólar, esto se explica por la debilidad del dólar y no por la fortaleza del peso, pero no importa, ahí está el contraste.