Los cierres de campaña hoy enfrentan un doble reto, el de la pandemia del coronavirus, que ha obligado a las autoridades de salud a limitar el aforo a un 40 por ciento, y el del desánimo y a la vez coraje de la militancia partidista, o sea del voto duro, molesta por el brincadero de políticos reciclados de un partido a otro.
Atrás quedaron los tiempos en que, por medio de acarreos, listas de sometidos sindicalizados y lonches y refrescos, se garantizaba al partido hegemónico grandes concentraciones en los cierres de campaña.
Hoy las cosas han cambiado, los sindicatos han perdido fuerza, las redes sociales han roto la monopolización de los centros informativos formales, éstos ahora tienen que competir por captar la atención de los auditorios proporcionando una mejor información, todo esto conlleva a que los sufragantes de los distintos estratos sociales cuenten con mejores elementos para pensar, inferir, distinguir, diferenciar y elegir.
En síntesis, los márgenes de manipulación de los sufragantes se han reducido; ahora, hasta los que poseen menos escolaridad saben mucho mejor que antes cuáles son sus intereses que han de defender por medio del voto.
En un contexto así es previsible que los cierres de campaña sean desangelados, como lo han sido ya los de Samuel García y Luis Donaldo Colosio, abanderados del MC a la gubernatura del estado de Nuevo León y a la alcaldía de Monterrey, respectivamente; la asistencia a este evento, efectuado el domingo 30 de mayo en el estacionamiento de la Arena Monterrey, fue aproximadamente de unas mil 200 personas.
Fue un acto político marcado por el talante musical de jóvenes roqueros que fusionaron sus voces e instrumentos musicales a las voces de Samuel y su esposa Mariana para entonar “Ponte nuevo, ponte león, ponte puro, Nuevo León”.
Evidentemente este evento, en el que no hubo acarreados y una gran cantidad llegaron en carros de lujo, estuvo dirigido a jóvenes; a los sufragantes maduros y a los viejos nada o muy poco les dice. No obstante, es plausible que el discurso de estos jóvenes políticos se enfoque a los jóvenes, de ellos es el futuro. El problema es que, salvo excepciones, es impredecible si éstos responden o no a compromisos.
Clara Luz Flores Carrales, abanderada de la alianza Juntos Haremos Historia en Nuevo León, hoy cierra su campaña. Es predecible que por lo menos reúna el doble que Samuel y Luis Donaldo, ya que cuenta con el voto duro del PT y Nueva Alianza, cuyo capital político de este último es el sector magisterial.
Por su parte, Adrián de la Garza canceló su cierre de campaña que tenía pensado realizar en la Arena Monterrey, argumentando que no quería obstaculizar el proceso de vacunación que en ese mismo lugar se efectúa. Pudo haber elegido otro lugar. Tal vez, la verdad sea que el priista la pensó bien, ¿para qué arriesgarse a que no se ocupara el 40 por ciento de las butacas de la Arena Monterrey?
Aunque, según lo presume Francisco Cienfuegos, candidato del PRI a la alcaldía de Monterrey, los tricolores conservan su clientelismo, ya que en su cierre de campaña en una de las colonias del noreste pudo lograr buena asistencia; lo mismo ha logrado Cristina Díaz, quien busca ser reelegida como alcaldesa de Guadalupe, y César Garza en Apodaca.
Fernando Larrazabal, quien al parecer no quiere escuchar las súplicas de Felipe Calderón de que decline a favor de Adrián de la Garza, tiene programado cerrar su campaña el miércoles.
Nada está definido, el dicho de Samuel García de que lleva 20 por ciento a sus adversarios, es eso, un dicho. Los candidatos a la gubernatura con posibilidades de ganar son: Samuel, Clara Luz y Adrián. El porcentaje de los indecisos es alto, se calcula que ha crecido a un 17 o 20 por ciento. Así que serán los hoy indecisos los que hagan ganar a cualquiera de los tres.
Efrén Vázquez Esquivel