La revolución tecnológica de la inteligencia artificial (IA) ha dado lugar a debates sobre sus implicaciones éticas, sociales y económicas. En el ámbito financiero, sin embargo, el mayor riesgo no es su uso indebido, sino su adopción tardía o insuficiente.
En un entorno de competencia global y creciente digitalización, la IA se ha convertido en una condición necesaria para la eficiencia operacional, la seguridad de la información y, destacadamente, la inclusión financiera. De acuerdo con Statista, la inversión global en IA en el sector financiero deberá crecer de 35 mil millones de dólares en 2023 a 126.4 mil millones en 2028. En 2024, 58 por ciento de las instituciones financieras globales ya utilizaba IA, con una tasa de adopción en aumento, según un informe de Gartner.
Instituciones líderes a nivel mundial han demostrado el potencial de esta tecnología. JP Morgan Chase, por ejemplo, ha desarrollado Contract Intelligence (COiN), una plataforma capaz de leer y analizar miles de documentos legales en segundos, reduciendo significativamente la carga de trabajo jurídico. En el ámbito de inversiones, su sistema algorítmico LOXM ejecuta órdenes bursátiles optimizadas en función de las condiciones de mercado, mejorando los resultados para sus clientes.
En junio, Goldman Sachs también lanzó su nuevo asistente de IA generativa para mejorar la productividad de los empleados: 10 mil de ellos ya lo utilizan para optimizar tareas diarias que, en el área de inversión, van desde resumir documentos complejos y redactar el contenido inicial, hasta realizar análisis de datos.
En Asia, DBS —el principal banco de Singapur— ha implementado una plataforma que monitorea más de 100 millones de transacciones diarias en tiempo real, detectando anomalías y riesgos con una precisión antes impensable. En México Banorte ha comenzado a integrar soluciones similares, enfocadas en la prevención del fraude, el combate al lavado de dinero y el fortalecimiento de la relación con el cliente.
Las fintech, por su parte, han adoptado con rapidez distintas aplicaciones de IA, lo que les ha permitido operar con mayor agilidad y menores requerimientos de información. Esto ha sido clave para ofrecer servicios financieros a segmentos históricamente excluidos, como usuarios sin historial crediticio.
Este punto es particularmente relevante para México, donde la IA ofrece una gran oportunidad para avanzar hacia una verdadera inclusión financiera.
Nuestro país cuenta con el talento, la infraestructura tecnológica y el capital humano necesarios para dar este salto. Lo que hace falta es acelerar su adopción institucional. Un paso estratégico sería la creación de entornos controlados de innovación que permitan experimentar y adaptar productos financieros con rapidez, en un marco regulatorio flexible y seguro.
Lograr esta transformación no solo potenciará la competitividad del sistema financiero mexicano: también abrirá nuevas oportunidades para empresas y personas que aún no han podido beneficiarse plenamente de su potencial.
Alfa positivo. La empresa Cox Energy anunció la compra de las 15 plantas de generación eléctrica que Iberdrola opera en México, en 4 mil 200 millones de dólares. Con ello suministrará energía a 25 por ciento de los grandes consumidores del país. Además prevé invertir 10 mil 700 millones de dólares en el país durante el sexenio de Claudia Sheinbaum. El plan incluye nuevas plantas de energía, proyectos de agua y colaboración con la CFE.