En su discurso de campaña, la presidenta Claudia Sheinbaum definió la prosperidad compartida como el objetivo central de su proyecto económico. El paquete económico 2026 aterriza ese concepto en un conjunto de políticas, instrumentos fiscales y prioridades de gasto.
El ajuste del déficit es un primer dato clave. Los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) pasarán de 5.7 por ciento del PIB en 2024 a 4.1 en 2026. Este ajuste de 1.6 puntos en dos años es significativo en términos de sostenibilidad de la deuda. Para lograrlo se apoya en un incremento de la recaudación que en 2025 alcanzará 14.8 por ciento del PIB, máximo histórico. No se trata, por lo tanto, de contención vía recortes, sino de una estrategia para ampliar la base tributaria y mejorar la eficiencia recaudatoria.
El gasto público proyectado supera 10 billones de pesos, un crecimiento real de 5.9 por ciento. Este aumento mantiene un equilibrio entre dos frentes: programas sociales y proyectos de inversión. Los primeros consolidan transferencias universales y nuevos esquemas de apoyo —como la pensión para mujeres de 60 a 64 años y la expansión del sistema de cuidados—, mientras que la inversión pública representa 17.6 por ciento del gasto total, destinada a infraestructura ferroviaria, energética e hidráulica. En términos macroeconómicos, esto implica una política contracíclica con potencial multiplicador en el empleo y la productividad regional.
El crecimiento estimado, de entre 1.8 y 2.8 por ciento en 2026, y una inflación en torno a 3 por ciento, configuran un escenario de estabilidad. El tipo de cambio, proyectado en 18.9 pesos por dólar, refleja expectativas ancladas y disciplina en una política monetaria alineada con la política fiscal. A ello se suma el flujo de inversión extranjera directa, que superó 34 mil millones de dólares en el primer semestre de 2025, con perspectiva de cerrar el año en alrededor de 45 mil millones, un récord que subrayaría confianza externa.
En conjunto, el paquete traduce el concepto de prosperidad compartida en un marco fiscal coherente: más recaudación y un gasto que combina inversión social con proyectos estratégicos. La señal para los mercados es doble: México mantiene disciplina en sus cuentas públicas y, al mismo tiempo, asegura un flujo constante de inversión en infraestructura y capital humano. Esa combinación no solo respalda la estabilidad macroeconómica, sino que también envía un mensaje de confianza a los inversionistas nacionales e internacionales.
Alfa positivo. La cadena de tiendas de descuento Waldo’s anunció un ambicioso plan de expansión para 2025, el cual contempla una inversión de 847 millones de pesos destinada a la apertura de 130 nuevas sucursales en distintas regiones del país.