Política

El Gran Canal del Desagüe en 1900

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El 17 de marzo de 1900 fue inaugurado, en la capital del país, el Gran Canal del Desagüe del Valle de México. El proyecto constaba de tres partes: un canal y un túnel, y al final un tajo. El canal tenía más de 47 kilómetros de longitud. Salía de los llanos de San Lázaro, al oriente de la ciudad, hacia el interior del lago de Texcoco, que cruzaba hacia el noreste, para atravesar después la taza del lago de San Cristóbal y el límite del lago de Xaltocan, y luego seguir hasta desembocar en la represa del lago de Zumpango. Las aguas del canal entraban, ahí, a la boca del túnel, que tenía 10 kilómetros de largo. Estaba revestido por capas de ladrillo, en el techo, y por dovelas de piedra, en el suelo, y tenía capacidad para conducir alrededor de 17 metros cúbicos de agua por segundo. La descarga del túnel era recibida por el tajo de Tequixquiac, que tenía una extensión de cerca de 3 kilómetros, tras los cuales confluía en las aguas del río Tula, fuera del valle de México.

El desagüe tenía dos objetivos: uno, proteger a la ciudad de las inundaciones provocadas por el derrame del lago de Texcoco y, dos, dar salida a los desechos que generaba la misma ciudad, los cuales eran hasta entonces vertidos en el propio lago de Texcoco. Para lo primero, el canal permitía que las aguas del lago, durante las crecidas provocadas por las lluvias, desbordaran por sus bordos, impidiendo así que subieran de nivel. Para lo segundo, el desagüe, tras haber eliminado las cañerías que conducían antes los desechos hacia el lago, contaba ahora con una red de alcantarillas que los llevaban por el drenaje hasta las aguas del canal, por donde salían fuera de México.

La capital estaba asentada en el fondo de un valle, donde todos los ríos iban a dar al lago de Texcoco. Ahí confluían, también, los desagües y los desechos. El agua del lago, en el estiaje, era inmunda, y, en temporada de lluvias, representaba un peligro para la ciudad, a causa de las inundaciones (en 1888, por ejemplo, cerca de doscientas calles quedaron por un tiempo sumergidas bajo el agua).

La obra costó 15 967 778 pesos con 17 centavos. Para poderla financiar, el gobierno, que no tenía suficiente dinero, promovió una reforma fiscal: elevó del 25 al 40 por ciento el impuesto que el ayuntamiento de la capital recibía por derecho de portazgo. Contrató también un préstamo. Los ingenieros más destacados del país participaron en los trabajos. Francisco de Garay elaboró los planos; Roberto Gayol hizo el proyecto de las atarjeas; Luis Espinosa fue el director de las obras. La compañía que llevó a cabo la obra era inglesa: S. Pearson & Son. En el momento de la inauguración, los discursos evocaron las inundaciones que todos los años amenazaban a la ciudad de México. “Fueron, durante muchos siglos, motivo de peligro, de constante alarma, y de positivos y muy dolorosos sacrificios para las vidas y fortunas de sus moradores”, señaló el presidente, que brindó por los trabajadores anónimos que construyeron aquella obra y por el ingeniero que la dirigió, Luis Espinosa, “cuyo nombre dejamos simbolizado en ella misma, para que lo conozcan las generaciones futuras en su imperturbable desfile, y hasta las más remotas tengan ocasión de tributarle su respeto”.

Todavía es útil esa obra, que aún se puede visitar en algunos de sus tramos.


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Carlos Tello Díaz
  • Carlos Tello Díaz
  • Narrador, ensayista y cronista. Estudió Filosofía y Letras en el Balliol College de la Universidad de Oxford, y Relaciones Internacionales en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Ha sido investigador y profesor en las universidades de Cambridge (1998), Harvard (2000) y La Sorbona. Obtuvo el Egerton Prize 1979 y la Medalla Alonso de León al Mérito Histórico. Premio Mazatlán de Literatura 2016 por Porfirio Díaz, su vida y su tiempo / Escribe todos los miércoles jueves su columna Carta de viaje
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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