Todo fluye, nada es permanente. Así lo muestra con elocuencia la curva de la migración hacia el Norte. En apenas unos años, 2020-2025, todo cambió. ¿Qué sentido tomarán los cambios en los años por venir? No lo sabemos.
En 2020, la migración en todo el mundo —el movimiento de personas en general— se detuvo. Los gobiernos de la mayoría países sellaron sus fronteras para combatir la pandemia de covid. El confinamiento mostró que, si era necesario, las fronteras serían cerradas por completo. Pocos migrantes fueron detenidos en la frontera con EU. Muy pocos cruzaron el paso del Darién, para llegar al Norte.
En 2021, todo cambió: estalló la migración hacia Estados Unidos. Fue percibida como una amenaza por muchos americanos. Era una invasión, dijo Trump. El presidente Biden anunció su decisión de cerrar la frontera con México. Llegaban de todas partes, México y Guatemala, Honduras y El Salvador, Venezuela, pero también Rusia, India, China.En 2023 entraron a Estados Unidos 43,000 rusos, 42,000 indios y 24,000 chinos, la mayoría por el norte de México, tras cruzar las selvas del Darién.La ola de migrantes comenzó entonces a bajar con rapidez, hasta fines de 2024. En 2025, las detenciones en la frontera llegaron a su nivel más bajo en varias décadas.
Hoy, ya nadie cruza por el Darién.La inmigración es casi nula.Al contrario, desde enero al menos 15 mil individuos, en su mayoría venezolanos, dejaron Estados Unidos para volver a sus países de origen en Latinoamérica. Trump aceleró el proceso. Hay más policías y más soldados en la frontera, un presupuesto de casi 47 mil millones de dólares para seguir construyendo el muro y equiparlo con cámaras y sensores. Las penas impuestas a los quecruzan son más severas, especialmente a los que vuelven a cruzar. Los inmigrantes saben que pueden acabar deportados en un país que no conocen;muchos de ellos están hoy tras las rejas en El Salvador.Y Trump ha prohibido el asilo. Ha alineado contra los inmigrantes a los países de paso, como Panamá y México.
La proporción de población nacida en el extranjero es de alrededor de 16 por ciento en Estados Unidos. Eso ha dado unagran fuerza a los políticos populistas anti-inmigrantes, como Trump. Pero lo que está ocurriendo no es del todo nuevo. Adam Roberts, editor digital del Economist, recuerda que,hasta 1920, Estados Unidos recibió un flujo de inmigrantes muy alto, proveniente de Europa y Asia. El país era visto como la tierra de la oportunidad, un lugar al que, para llegar, millones de personas estaban dispuestas a arriesgarlo todo: su dinero, su familia, su seguridad. Hubo una reacción en contra, que cerró las puertas a la inmigración. Tomó tiempo reactivar el flujo, medio siglo,hasta 1960. “¿Qué pasaría si esta caída se prolongara durante años o incluso décadas?”, pregunta Roberts.“Será más fácil calmar la ansiedad de algunos votantes si la proporción de población nacida en el extranjero deja de aumentar, y las democracias tienen que responder a sus votantes; también será más fácil integrar a los inmigrantes existentes. Pero el precio económico y social probablemente será alto”. Nadie sabe en realidadqué va a pasar si dejan de llegar migrantes, pero los americanos podrían estar a punto de descubrirlo.