No están sencillas las cosas para los dos últimos años del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador y su llamada cuarta transformación.
En unos años, cuando se vea completo el sexenio, lo provocado por la pandemia de covid-19 y la invasión rusa a Ucrania tendrán que ser tomadas en cuenta para hacer la evaluación completa, pero en poco ayudará en este corto plazo a intentar explicar a los ciudadanos todo lo que está pasando.
En lo económico las cosas no van bien. Podemos dar por descontado que será un sexenio de mínimo crecimiento, muy lejano de la promesa original del Presidente. Con suerte y las medidas adoptadas por el gobierno en términos de finanzas públicas, incluidas sus acciones para tratar de contener el proceso inflacionario, dejarán al menos finanzas públicas medianamente sanas para quien lo sustituya. Pero serán los próximos años complicados en términos de empleos y productividad. Y los más afectados serán los deciles más pobres.
En educación se pagará haber casi ignorado las consecuencias del año y medio de encierro de los estudiantes para después tratar de reinventar el sistema educativo desde una visión que, creo, ni en la SEP acaban de entender.
Las dos empresas preferidas del Presidente no van mejor: Pemex sigue sin elevar la producción a niveles prometidos y con finanzas en problemas, mientras que CFE sigue perdiendo dinero y el fracaso de la reforma energética más la decisión de la SCJN deja toda nueva inversión en el sector en el limbo.
Ahora, como si faltaran líos, la falta de operación y pericia técnica en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes tiene al secretario de Gobernación tratando de arreglar un lío en nuestro espacio aéreo del que, como informó ayer MILENIO, había advertencias desde hace por lo menos dos años.
En lo político, el destape anticipado de los aspirantes a sucederlo dentro de su partido los tiene metidos en estos días en una bronca de quién es más responsable por el derrumbe de un tramo de la Línea 12. Y esa bronca no terminará pronto.
En seguridad, pues no hay más que decir que revisar los números de desapariciones, feminicidios, homicidios, periodistas asesinados.
Y en lo internacional, pues ha comenzado un desgaste innecesario con nuestro mayor socio y vecino, más allá que las próximas elecciones que renuevan el Congreso podrían traer peores noticias.
Eso sí, habrá mañaneras donde se darán otros datos. Pero en la realidad, se va a poner complicado.
Carlos Puig@puigcarlos