Son 66 las personas fallecidas y 75 las desaparecidas en cinco entidades. El total de localidades que quedaron incomunicadas son 191 y las viviendas destruidas rebasan la cifra de 100 mil. Tan solo en Puebla y Veracruz se estima que los damnificados son como 300 mil.
Contra lo que afirma el oficialismo, la Comisión Nacional del Agua y el Servicio Meteorológico Nacional estuvieron previniendo que habría lluvias excepcionales, pero los mandatarios de cinco entidades (las otras son Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí) desoyeron las alertas.
Ante los reproches y acusaciones a los gobernantes locales, la presidenta Claudia Sheinbaum asegura que los mandamases de los cinco estados han actuado a la altura de las circunstancias para paliar la devastación causada por los aguaceros torrenciales, el desbordamiento de ríos y los deslaves.
Quizás uno que otro merezca reconocimiento, pero la que sin duda no es la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, quien delató su desconocimiento de lo que ocurre en su entidad.
Del virtual ahogamiento de Poza Rica –la ciudad más afectada del país–, aventuró esta causa:
“Se desbordó ligeramente el río Cazones…”.
Sheinbaum dice que su gobierno dispone de 19 mil millones de pesos para socorrer a las poblaciones perjudicadas y celebra que haya desaparecido el Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales, Fonden, creado en el zedillato (1996) como parte del presupuesto federal.
Era un instrumento financiero para socorrer poblaciones cuando sucedieran calamidades y fueran superadas las posibilidades presupuestales de las autoridades estatales o federales. Su activación (a partir de 1999) dependía de que la Secretaría de Gobernación emitiera una declaratoria de emergencia y la prioridad era el reparto de víveres, la atención a los heridos, el rescate de cadáveres, la reconstrucción de viviendas, infraestructura y los servicios esenciales dañados por huracanes, inundaciones, incendios forestales o sismos.
Ávido del dinero que manejaban 109 fondos y fideicomisos del sector público para destinarlo a sus obras caprichosas y centavear a su clientela política, López Obrador desapareció el Fonden asegurando que en él campeaba la corrupción.
Y lo mismo dice ahora la Presidenta:
“El Fonden tenía una serie de protocolos muy burocráticos. Hubo mucha corrupción asociada a sus recursos durante varios sexenios. Se aprovechaban de la tragedia para beneficiar a sus amigos”, afirmó, y de plano:
“Pero aparte de la burocracia, la corruptela que había ahí, ¡por Dios! Se entiende que quien defiende el Fonden es como defender la corrupción. Así tal cual. Fonden igual a corrupción. Entonces todos aquellos que dicen ‘el Fonden desapareció’, lo que tienen es una nostalgia terrible por aquel recurso que manejaban unos cuantos para beneficio de unos cuantos…”.
¿Corrupción?
Entonces López Obrador consintió la impunidad, porque nadie del Fonden fue acusado ni llevado a la cárcel. Sheinbaum, pues, tiene la oportunidad de proceder…