La ciencia y la verdad han sido también grandes perdedoras en esta crisis global. Si ya vivíamos en una sociedad de “post-verdad”, ello se ha amplificado y profundizado.Afloran las fake news y las teorías de la conspiración,en muchas ocasiones propagadas por los propios gobiernos. También cadenas de televisión se han caracterizado por desinformar deliberadamente a la ciudadanía (ej. Fox News, Tv Azteca, etc.)
Según la cadena de noticias CNN, tan solo en las dos primeras semanas de marzo el presidente Donald Trump dijo 33 mentiras sobre el covid-19 (dos diarias, en promedio). Recientemente, en sesuda reflexión, Trump sugirió inyectar desinfectantes en el cuerpo humano para tratar el virus. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro,calificó a la pandemia como una “fantasía” y AMLO propuso amuletos para ahuyentarla.Por su parte, Nicolás Maduro recetó en Twitter un remedio casero para curar el virus y el Premier Británico, Boris Johnson, declaró que la mejor estrategia era dejar que la mayor parte de la población se infectara (herdimmunity).
En el vecino país del norte, que tiene una cobertura universal en educación superior,13% de la población (42 millones de personas) cree que la enfermedad covid-19 no existe; y 49% cree que el virus ha sido creado por el hombre como parte de una gran conspiración (toda investigación seria afirma que no hay rastro humano en el Sars-CoV-2).
El impacto de las mentiras en el comportamiento ciudadano es de gran escala y muy peligroso.En Estados Unidos decenas de personas murieron por auto-medicarse con Cloroquina después de que Trump la “recetara”, y más de 100 personas se han intoxicado por ingerir desinfectantes a sugerencia de su presidente.
Aquí me pregunto, ¿cuántas personas se habrán contagiado al relajar sus cuidados y medidas de aislamiento cuando Javier Alatorre pidió ya no hacerles caso a López-Gatell?
Globalmente, algo estamos haciendo mal en los sistemas educativos y en las universidades. Esta pandemia e infodemia revelan la necesidad de replantear las prioridades en el aprendizaje y blindar la mente a través de solidas formaciones en, por ejemplo, pensamiento crítico, estadística, lógica y ciencias básicas.