Política

Fandango fiscal

  • Columna de Bruce Swansey
  • Fandango fiscal
  • Bruce Swansey

El futuro del gobierno en el Reino Unido (RU) encabezado por Keir Starmer se decidió el 26 de noviembre. Fue el día elegido para que Rachel Reeves, la ministra de Finanzas, presentara el plan fiscal que aplazó para calibrar cuidadosamente tanto el futuro de la economía, el del gobierno y el de los ciudadanos debido a las necesidades impuestas por una salud financiera deteriorada desde que el RU se desgajara de la Unión Europea (UE). Cinco años después del referéndum que decidió el Brexit, la economía británica no se recupera. Una tasa baja de crecimiento, un déficit fiscal que ha requerido un préstamo de 116.8 mil millones de libras, la morosidad del mercado doméstico, el decaimiento de los servicios públicos y un boquete de 30 mil millones heredado de los gobiernos conservadores, plantea un rompecabezas financiero que tendrá consecuencias políticas.

El gasto público ha sido el dolor de cabeza constante de un gobierno descapitalizado que no cuenta con los recursos necesarios para solventar las múltiples y crecientes necesidades de la población. De hecho, 8 por ciento del presupuesto destinado a obras sociales es utilizado para servir la deuda pública.

Las concesiones no se han hecho esperar. En vísperas del presupuesto Reeves congeló el precio del transporte que implica un enorme gasto para los trabajadores, disminuyó el costo de la energía doméstica y el del petróleo. Sin embargo, también congeló los impuestos sobre el ingreso en una medida que afecta a quienes menos ganan.

Desde antes de Brexit, la sociedad inglesa estaba dividida. Brexit legitimó el malestar articulándolo como se manifiesta ahora. Quienes estaban molestos por todo pero sin causa, el etnonacionalismo, el rechazo de la inmigración y la libertad ácrata de destruir cuanto se pueda, el cinismo ante la política y los políticos o por el contrario su veneración, han producido un terreno caracterizado por la volatilidad del electorado. Externamente la situación no es más estable. Occidente ha vuelto a cambiar adentrándose en la era digital bajo el signo de Marte, la guerra a la que se ha adaptado espléndidamente. Los robots forman parte del panorama bélico en forma de drones y de los adelantos diarios en inteligencia artificial.

El gobierno de Starmer recibió una chatarra zozobrante cuyas condiciones no han mejorado aunque el gobierno cifra su supervivencia en el mejoramiento de la economía. El reciente ataque cibernético que inhabilitó la fábrica de automóviles Jaguar ha significado pérdidas cuantiosas que lastran el crecimiento. Para cambiar la situación actual haría falta aceptar lo que en realidad significa Brexit. Reconocer el desastre debe ser el primer paso para que el gobierno laborista pueda poner a prueba los cambios que propone. En cambio, muchos siguen creyendo empecinadamente que el error no fue separarse de la UE sino hacerlo a medias. El gobierno ha dado pasos adelante y atrás en asuntos graves que han demostrado su incertidumbre entre los intereses gubernamentales y los remedios a largo plazo que deberían mejorar los servicios públicos y la calidad de vida. Todo eso necesita inversión en un momento en el que Reeves procura encontrar una salida que no comprometa las elecciones. Para la derecha Starmer es un tibio, mientras para la izquierda es un traidor cuyos días están contados.

La presión de la economía se refleja en el fandango fiscal que ha propuesto recortes presupuestales que afectan a los viejos y a las familias más necesitadas en una versión laborista de la odiada austeridad que siguió a la catástrofe financiera mundial de 2008.

Cortar la subvención para combustible para la tercera edad así como limitar el apoyo familiar a un límite de dos vástagos sentó mal porque el ahorro tampoco justificaba las medidas, pero la vuelta en “u” del gobierno tampoco disipó la mala impresión de un gobierno laborista que se comporta como los conservadores.

El primer ministro también ha actuado torpemente al adoptar el lenguaje del conservadurismo en relación con la inmigración. Amenazado por la insurgencia de la extrema derecha, Starmer cree que adoptando una postura anti inmigración conservará votos, aunque en realidad sólo consigue desanimar a quienes desde el centro y la izquierda perciben un discurso incoherente con los valores del laborismo.

En un contexto en el que se habla cada vez más de remplazar a Starmer, el proyecto fiscal será un factor clave para determinar la supervivencia del gobierno o su caída. Andy Burnham, alcalde de Manchester, Angela Rayner, que formara parte del gabinete de Starmer, Ed Miliband y Wes Streeting, actual ministro de Salud, son cuatro posibles candidatos para asumir el liderazgo del partido.

Para no traicionar las promesas electorales la canciller de Finanzas presentó un presupuesto que pretende alentar el crecimiento, aunque subir el salario mínimo y el seguro de empleo frena el empleo y contribuye a la inflación. Los impuestos para la educación privada y otros sobre las propiedades de lujo no se equilibran con impuestos bajos para las cadenas de apuestas, una adicción que deja familias arruinadas.

El alto costo de la vida, la crisis de vivienda y la inseguridad son temas que contribuyen a la sensación de que a cambio de impuestos cada vez más altos los servicios son cada vez menos eficaces. Esto se refleja por ejemplo en la contratación creciente de servicios de seguridad privados tanto en áreas residenciales como comerciales. Este es un factor que contribuirá a decidir el futuro inmediato del gobierno.

La realidad es que la impopularidad del gobierno es tal que quizá Starmer y Reeves deberían aprovechar la emergencia y avanzar hacia un presupuesto hecho con los intereses del país en mente, es decir un presupuesto a largo plazo y no uno que trate de asegurar su permanencia en el poder. En lugar de eso, Reeves prefirió aplacar a los mercados, asegurar que el gobierno es solvente y tratar de fusionar la percepción de quienes ven en sus titubeos falta de control y de claridad en cuanto a la propuesta del laborismo. Brexit es una catástrofe, pero al cabo de un año con mayoría absoluta es tiempo de ejercer el poder o perderlo.


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.