Amé regresar a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) después de dos años de miedo, de modelos virtuales, de esquemas híbridos.
Me volví a sentir vivo luchando, una vez más, contra las multitudes, haciendo filas interminables y peleando por los libros en la Venta Nocturna.
Es mi idea de la felicidad perfecta: libros, amigos, autores, conferencias, espectáculos, descubrimientos.
La FIL es tan grande que no hay manera de verlo todo, de hacerlo todo ni de comprarlo todo, pero con lo poquito que uno mira, hace y compra, créame, recupera la fe en la humanidad.
Como usted sabe, es el segunda feria del libro más grande del mundo, la primera en nuestro idioma. Es un parque de diversiones monumental que vuelve a brillar después de los peores años de la pandemia.
Y no sé qué me emocionó más, si el entusiasmo de todos esos miles de lectores, la emoción de esos cientos de autores o la ilusión de los nuevos creadores que fueron por primera vez a mover sus ilustraciones, sus comics y sus ediciones independientes.
Sí, me interesa mucho escribirle de esto porque la amargura peor que nunca y un montón de personas insisten en que en México no se lee, que somos el peor de los países y que la FIL es una mugre.
Perdón pero si no se leyera, este evento, que es sólo uno de los muchísimos de este tipo que se hacen todo el tiempo en cualquier cantidad de puntos de nuestra nación, no se llenaría como se llena.
Si México fuera el peor de los países no convocaría, ahí, a todos las instituciones, a todas las empresas, a todos los autores y a todos los personajes globales que convoca durante tantos días.
Y si la FIL fuera una mugre, no tendría el éxito que tiene, esa admirable capacidad de reinvención permanente ni esa alegría que contagia y que invita a leer, a crecer.
En efecto, cuando hablamos de lectura nunca es suficiente y hay una crisis económica mundial, pero la FIL es una caricia para el alma cuando se trata de inspiración, de encontrar soluciones.
¡Caminé tanto! Primero, utilizando el buscador de libros de la App de la FIL. ¡Qué gran invento! ¡Dios! No sé cómo le hicieron para alimentar ese apartado, pero sólo así pude localizar obras que de otra manera jamás hubiera encontrado.
Luego me fui pasillo por pasillo, salón por salón, editorial por editorial, tema por tema. ¡Estuvo increíble!
Por un lado están las grandes corporaciones editoriales del mundo, pero por el otro las pequeñas editoriales independientes, las librerías de viejo, las representaciones internacionales, el salón del comic y la novela gráfica, los libros de las universidades, los sellos editoriales de los gobiernos de los estados, las tiendas.
Y si no son librerías especializadas en poesía son espacios donde escritores que se publican a sí mismos buscan un lugar en la preferencia de los visitantes más los medios de comunicación como Grupo Multimedios que volvió a sacar la casta y a demostrar su vocación cubriendo aquello de una manera admirable, aportando. ¡Felicidades!
Siempre que voy a la FIL hay momentos que me tocan el alma. En esta ocasión floté de amor con los moneros de Monterrey, de Xalapa y de muchas otras ciudades que llevaron lo mejor de sus historietas para darlas a conocer de persona en persona.
La idea que más me enloqueció fue la de “Cita a ciegas con un libro”, un local que vende puros libros misteriosos, envueltos con auténtico cariño, a un precio ridículo, donde la gente compraba sin saber lo que se estaba llevando pero comprometiéndose a leerlo como en una cita amorosa.
¡Y qué le digo de los niños! Desde los más importantes fenómenos mundiales de siempre como “Ardilla miedosa” hasta los más adorables textos regionales, pasando por cualquier cantidad de actividades, juegos y eventos, aquello es divino.
¿De qué quiere que le hable? ¿De los libros de arquitectura, de los de ciencia o de los de superación personal? ¿De las tiendas religiosas, de las jugueterías o de los “souvenirs”? ¿De los libros esotéricos, de los gastronómicos o los de leyes?
Me llena de orgullo que exista la FIL de Guadalajara, que esté tan bien organizada y que triunfe incluso en estos tiempos tan oscuros.
¡Felicidades a todos los involucrados! ¡Felicidades a todos los asistentes! ¡Así se hace! ¡Vamos por más! ¡Viva la FIL!
Álvaro Cueva