A principios del siglo XIX la cosmogonía alrededor del origen de la Luna afirmaba que Dios en su caridad convirtió una masa sin forma en el astro de luz que asombra en el cielo por su presencia y de su creador recibió la orden para iluminar las noches del mundo nuevo.
La primera teoría científica que se propuso para explicar la formación de la Luna apareció en 1873, cuando Edouard Roche propuso que la Tierra y la Luna se formaron de forma simultánea con los mismos materiales; en ese caso, unos se aglomeraron para formar la Tierra mientras que otros más pequeños lo hicieron para formar la Luna.
En enero de 1905, en el periódico El Aldeano, fue publicada la teoría, propuesta por el Profesor Pickering de la Universidad de Harvard, sobre el origen del satélite de la Tierra; la idea considera que la depresión que llena el Océano Pacífico es en realidad la cicatriz del desprendimiento de lo que será el cuerpo lunar y que fue lanzado al espacio como una bala proyectada por un cañón; el efecto de las grandes mareas, de la roca fundida y del agua en la rotación rápida de la Tierra alrededor de su eje, determinaron una modificación del globo que llegó a ser periforme y al adelgazarse la parte superior de la pera ésta se desprendió para formar la Luna.
En la década de los setenta apareció la teoría del impacto gigante que dice que la Luna se creó de los fragmentos que se desprendieron de la colisión que se produjo cuando la órbita del planeta Theia se cruzó con la de la Tierra; de acuerdo a esta teoría la Luna incorporaría una proporción considerable del material de Theia, sin embargo, en las muestras traídas por las misiones Apolo los investigadores determinaron que la abundancia de los isótopos de titanio en las rocas lunares era casi idéntica a la de las rocas terrestres, de lo que se dedujo que la Luna está hecha prácticamente en su mayoría de material de la Tierra y no de Theia.
En 2017 la revista científica Nature Geoscience publicó un estudio en el que supone que la Luna nació como resultado de múltiples impactos que dieron origen a minilunas compuestas principalmente por elementos terrestres que se fusionaron a su vez para formar nuestra Luna.