La obesidad es una epidemia que ha llegado a impactar a infantes y adolescentes a nivel mundial, siendo el resultado de diversas combinaciones como: factores genéticos, alimentación inadecuada y falta de actividad física (con consecuencias importantes tanto para la salud física como mental).Se ha documentado la asociación de la obesidad grave en los niños y una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular, lo que lleva a una cuestión de salud pública mundial. Pero, ¿cuáles han sido los factores que han llevado a la población a este punto?
México ha experimentado un proceso de transición nutricional, en el que se han ido abandonando la producción, preparación y consumo de alimentos tradicionales, siendo sustituidos por alimentos industrializados y ultra procesados con alto valor energético, ricos en grasas, azúcares y sal, con bajo aportenutricional, lo que favorece el sobrepeso y la obesidad.
Además del sedentarismo ocasionado por el uso indiscriminado de los dispositivos electrónicos que fomentan a los niños a la falta de actividad física, lo que lleva a un gasto energético desbalanceado.
Las cifras actuales en relación a la prevalencia del sobrepeso publicadas por la Ensanut 2020 en personas de 12 a 19 años de edad, fue de 26.8%, y la prevalencia de obesidad en ambos sexos fue de 17%, lo que sumados nos indica que casi la mitad de la población de esas edades tienen algún problema relacionado con peso elevado. La problemática es real y afecta a nuestra población infantil.
Entonces,¿qué está en nuestras manos para frenar este grave problema de salud? Debemos de recordar que la educación nutricional comienza en casa, por lo tanto, es fundamental reforzar los buenos hábitos de alimentación.
• Escoger alimentos naturales y de preferencia orgánicos
• Consumir todos los días frutas y verduras de temporada
• Disminuir el consumo de proteína de origen animal
• Incrementar el consumo de fibra
• No agregar azúcar a los alimentos
• Disminuir el consumo de grasas saturadas y cambiarlo por
grasas obtenidas del pescado, aceite de olivo, entre otros
• Evitar el consumo de refrescos y jugos procesados
• Disminuir las porciones de los alimentos
• Realizar actividad física diaria
• Disminuir el uso de dispositivos electrónicos
Si no hacemos nada, esta epidemia que afecta a nivel mundial a los niños y adolescentes, llevará a problemas de salud a edades tempranas, lo que conllevará a que gran parte del dinero destinado para la salud será gastado para el tratamiento de las comorbilidades generadas por la obesidad. Limitando los recursos que pudieran destinarse para otras enfermedades. Concluyo que esta situación sí tiene solución y lo más importante es que es prevenible.
Karen Villaseñor López
karen.villasenor@udlap.mx