Es oficial: a partir de 2026, Netflix será el nuevo espacio para el streaming de varios pódcast –que, por supuesto, también se hacen en video– y esta es una jugada verdaderamente interesante. Para empezar, es una alianza con Spotify, lo cual significa que los dos grandes de sus respectivos mercados están haciendo equipo.
Parece una decisión sencilla y estratégica, pero va mucho más allá: es una muestra más de cómo los gigantes siguen consolidando sus canales de creación y distribución de contenido, configurando un panorama mediático cada vez más cerrado y más homogéneo.
¿Imaginan cuánto contenido, sin gran inversión adicional, le dará esto a Netflix? ¿Y cuántas nuevas audiencias ganarán estos “programas”? Si ya era común dejar Netflix corriendo de fondo mientras hacemos cosas en casa, esto es el siguiente nivel de compañía. Esa compañía que, durante décadas, fue dominio exclusivo de la radio.
Aun así, sobran las incógnitas: ¿seguirán los patrocinadores integrados en los pódcast? ¿Pagaremos más? ¿Qué pasará cuando uno de esos programas sea polémico y surja la campaña de “cancelemos nuestra suscripción” –da igual desde qué trinchera–? ¿Cuánto tardará en llegar este modelo a México? ¿Y qué ocurrirá con los pódcast de Spotify que hoy viven, eternamente, en YouTube?
Todo eso está sobre la mesa. Y un detalle más: los primeros pódcast anunciados son de crimen, comedia, cultura pop y deportes. Crimen, primero, porque es lo que más vende en cualquier tipo de streaming.
Mucho que desmenuzar aún, pero se pone cada vez más interesante. Y sí —por qué no—, también un poco preocupante, por todos los contenidos extraordinarios que podrían perder relevancia y presupuesto ante esta nueva apuesta.