La próxima semana las vaginas parlantes estaremos de fiesta. Se cumplen 25 años desde que Los monólogos de la vagina, de V (antes Eve Ensler), llegó a México gracias al productor Morris Gilbert. Y habiendo tenido el enorme privilegio de estar ahí desde el primer momento como parte de la producción, puedo decir, inequívocamente, que no me imagino un hito igual en la historia del teatro en nuestro país.
La cosa es esta: los tabúes culturales, la libertad de expresión, la liberación y la represión de las mujeres alrededor del mundo han cambiado una y otra vez durante esta era, pero los Monólogos siguen siendo tan relevantes hoy como lo fueron cuando se estrenaron.
Y créanme, en estos tiempos en los que hasta la definición de lo que es una mujer es constantemente cuestionada por ciertos sectores de la sociedad, las experiencias narradas en estos textos —todas historias reales recolectadas y escritas por V— nos dicen todo sobre la diversidad y la feminidad al mismo tiempo. De lo particular a lo universal, el paso del tiempo solo ha vuelto eso más potente y revelador.
Habrá función especial, conversatorios y reuniones muy especiales para celebrar el aniversario. Pero yo agregaría algo más: ya van cuatro generaciones de mujeres que han sido parte de estas historias. ¿Se dan cuenta del valor que tiene eso? Hay actrices que no habían nacido cuando esto se estrenó.
Hay leyendas de la actuación que se atrevieron a decir “vagina” en público cuando eso simplemente no ocurría. Las risas, las lágrimas, los avances y las frustraciones que vivimos las mujeres se han ido transformando con cada elenco, cada referencia y cada época.
Y las vaginas siguen —y seguirán— hablando. Eso es de celebrarse, hoy y siempre.