Nunca habíamos sido tan conscientes de que no estábamos… hasta que nos vimos en la pantalla y nos reconocimos.
Esta frase puede resumir el sentir de millones de mexicanos –claro, de no de todos– el fin de semana pasado, cuando se estrenó en las salas del país la más reciente película del Universo Cinematográfico de Marvel, Black Panther, Wakanda Forever (Pantera Negra, Wakanda por siempre).
En la secuela de la película Black Panther de 2018 persiste el espíritu de las raíces africanas de la primera entrega, pero en esta ocasión surge un mundo submarino, Talokan, el cual se encuentra localizado en la península de Yucatán. Este reino es inspirado en las antiguas culturas prehispánicas y está gobernado por Namor, interpretado por el actor mexicano Tenoch Huerta.
La cinta se distingue por contener diálogos en lengua maya y una ambientación indigenista. En la trama Talokan se convierte en una amenaza para Wakanda, nación africana ficticia que debe enfrentar además el reto de superar la muerte de su héroe y el amago del mundo que ambiciona quedarse con su poderoso metal vibranio (también ficticio).
De la misma forma que la primera Black Panther presentó a una nación africana imaginaria no como sinónimo de atraso sino de alto desarrollo tecnológico, esta vez tenemos una producción internacional en la que uno de sus superhéroes y su universo están caracterizados en un mundo indígena en territorio mexicano.
Un antecedente de superhéroes indígenas se puede encontrar en el mundo mapuche con el cómic Guardianes del Sur, del dibujante Guido “Kid” Salinas y el guionista de historietas Sebastián Castro. También está el caso de "Tepórame", cómic en lengua rarámuri que relata las aventuras de un imparable indígena, ilustrado por Jorge Luis Barraza y publicado por Departamento de Culturas étnicas y diversidad de la Secretaría de Cultura chihuahuense. Ambos son intentos locales pero destacados de llevar a las culturas hispánicas a un terreno que ha sido hegemonizado por la industria estadunidense.
Por eso es destacable que por primera vez en una franquicia global se manifiesten la inclusión y diversidad, que en el caso de Wakanda Forever (y sin que esto sea un spoiler) trasciende la reinvidicación étnica para abordar también la de género, representada por varias mujeres que tienen papeles clave en la trama y de cuyas decisiones depende nada menos que la supervivencia del reino.
Y si bien somos muchos los que entendimos el sentimiento de las niñas que se emocionaban al ver a Mariel la Sirenita siendo afroamericana, en México no faltó quien tomara a burla que Huerta hubiese interpretado ese papel.
Conocido en su rol de activista mediante la acción del colectivo Poder Prieto, Tenoch Huerta ha sido cuestionado por su participación en la cinta de Marvel. Una de las principales críticas que se le hacen es que siempre ha cuestionado el estereotipo de las personas de tez morena en la pantalla y ahora interpreta justo a un personaje indígena.
Esto solo nos demuestra la enorme batalla que toca dar, no hacia afuera, sino adentro de nuestra sociedad. La batalla es por tener una representación digna, donde al ver la presencia de personas con tez morena no sea como delincuentes. Que los rostros y físicos de los héoes no sean monopolio de los Chris Hemsworth o los Benedict Cumberbatch. Que los prietos, que los de Ecatepec, que los mexicanos, puedan acaparar titulares como Rolling Stones y New York Times. Y que sean ídolos de sagas populares.
Que nuestras raíces valen, que son dignas de ser representadas y recreadas, que no se trata de ocultar esa raíz o de blanquearlas.
Algún día esto pasará no solo en el universo Marvel. Algún día…
Por Sarai Aguilar Arriozola*
@saraiarriozola
*Doctora en educación, máster en artes con especialidad en difusión cultural.