El hábito no hace al monje ni el ritmo define la profundidad del mensaje. Esto aplica a la perfección para Bad Bunny, quien a últimas fechas ha sido el protagonista de múltiples encabezados tras ser anunciado como el espectáculo de medio tiempo del Súper Tazón a celebrarse en febrero de 2026.
Tras el aviso, no fueron pocos los detractores, los gurús del buen gusto musical y refinado sentido artístico, cualquier cosa que eso signifique, pero que implique desdeñar cualquier género que no se apegue a sus preferencias musicales.
Los haters no tardaron en despotricar y soltar sus añoranzas por los espectáculos de años anteriores que, de acuerdo con sus preferencias, sí valieron la pena. Otros quisieron verse progresistas señalando la gran diferencia que existiría entre el espectáculo de este año –que consideraron un verdadero manifiesto sociopolítico– y el tan frívolo y sinsentido que podría el del año que entra.
No obstante, al margen de gustos musicales, habría que sugerirles a estos opinólogos y expertos en todo que, antes de cuestionar, conozcan aquello que se critica.
Sería interesante que se dieran la oportunidad de escuchar el álbum del puertorriqueño “Debí Tirar Más Fotos”, en que, por mencionar un ejemplo, cita “Lo que le pasó a a Hawái” con esta contundente frase: “Quieren quitarme el río y también la playa. Quieren el barrio mío y que abuelita se vaya”.
En entrevista para La Nación, Jorell Melendez, historiador que diseñó junto con el cantante los visualizers (videos cortos) que acompañan las canciones, señaló que éste es un disco “sumamente político que funciona como un archivo del momento histórico que estamos viviendo". Para Meléndez, en este álbum la frase repetida y reiterada es “de aquí nadie me saca”, lo cual es una clara afirmación de la identidad puertorriqueña.
La situación política de Puerto Rico ha sido desde siempre confusa. Pero el uso del reggaetón como canto de protesta y de que el mundo conozca el sentir social de las nuevas generaciones en la isla es algo poco conocido, pues generalmente este género ha sido asociado con contenido sexual o de plano misógino.
Pero Bad Bunny no sólo se limita a lanzar un manifiesto sobre la situación política con Estados Unidos, sino que también aborda uno de los temas que han provocado conflicto a fechas recientes en diferentes países como España, Francia y México: la gentrificación y el turismo desbordado. Ese turismo que desde siempre se nos ha enseñado que es fuente indiscutible de ingresos mientras las nuevas generaciones cuestionan que se les trate con servilismo. Por cierto, tan sólo el pasado fin de semana dio muestra de ello en su aparición en Saturday Night Live, donde participó en un homenaje a El Chavo del Ocho dando vida a Quico. Lo trascendente es que una vez más mostró su esencia latina con algo que nos representa de forma total, la vecindad del Chavo donde existe pobreza, familias disfuncionales, infancias en abandono, pero al final del día prevalece el sentido del humor, Ante la desgracia, algo tan latino, que ni siquiera se puede negar.
Por lo visto, antes de despreciar a Bad Bunny, sería interesante conocer antes de criticar. Y por cierto, saluden a Tití… ey.