Comienza una semana intensa para el diálogo y el consenso, tanto a escala nacional como local. Justicia y derechos fundamentales están en el centro y definición que gravitará en el Congreso de la Unión como en el Congreso de Jalisco con reformas a la Ley de Amparo y la adecuación de la Constitución local con el marco federal para la reforma al Poder Judicial.
Por lo que toca a la Ley de Amparo, la atención se centra en el replanteamiento del “interés legítimo” (artículo 5 de la Ley), dejando al juzgador su interpretación y eliminando lo hipotético o eventual que el promovente exponga, reduciendo la afectación sólo a “una lesión jurídica individual o colectiva, real y diferenciada del resto de las personas”. En la práctica, estimo, es conceder el amparo sólo a hechos ya consumados y prácticamente irrevertibles sobre actos de autoridad, cuando el mal o daño ya se haya hecho, parcial o totalmente.
Veremos a qué llegan en la Cámara de Diputados y si luego, al regresar al Senado, lo que acuerden es aceptado; claro, y a reserva de que la Ejecutivo federal no la observe al final.
De manera simultánea, luego de reactivar la reforma constitucional de Jalisco en materia del Poder Judicial para armonizarse con la federal, se prevé el diálogo entre las fuerzas políticas y gubernamentales para avanzar en un tema nodal: mecanismo de selección sobre los mejores perfiles para quienes compitan por un cargo de magistratura o juzgado. Propuesta ciudadana construida y ofrecida con tiempo suficiente para garantizar que participen por trayectoria, experiencia, conocimiento, reduciendo posibilidades del azar en la selección. Cuando una decisión se deja al azar, es por renuncia o incapacidad de asumir la responsabilidad.
Para llegar a un consenso (una decisión con-sentido), que a la vez implica “acuerdo” (ad=hacia el cor, cordis=corazón), unir o aproximar corazones (sentido etimológico), se requerirá en los actores despejarse de todo aquello que impida dialogar (del griego diá=a través de y logos=palabra, razón), es decir, posiciones de interés de grupo apartidista, no sólo de tener el control de un poder fundamental para la democracia, la armonía, la reducción de la impunidad: la justicia.
Y para lo anterior, recordar (re=volver y cor, cordis=corazón; o sea, volver al corazón. lo más elemental y profundo. En esto es la justicia), se requerirá escuchar(se), o sea, “auscultarse”, como el médico que se inclina para oír con atención los latidos del corazón, el flujo de oxígeno o el comportamiento de las entrañas; en otras palabras, lo más íntimo y profundo. No se escucha desde la altivez, la petulancia o la soberbia.
La impartición de justicia en México y Jalisco está en juego. Y en momentos de definiciones, habrá que escuchar(se) para dialogar y construir acuerdos mediante consensos. Eso es elemental para la democracia y con ello se demuestra el talante democrático de los actores.