“Errar es humano, pero perseverar en el error es diabólico”. La frase es de Séneca, quien advirtió bien contra el daño que los hombres tercos pueden provocar a la sociedad.
El pasado 2 de octubre un tribunal colegiado de apelación resolvió exonerar Albert y Tony Castillo Cruz —ambos relacionados con el caso Wallace— de uno de los cuatro delitos graves que pesan en su contra.
Los magistrados los absolvieron respecto del secuestro y asesinato de Eduardo Contreras, porque no encontraron pruebas que les relacionen con esta víctima. Sin embargo, no hicieron lo mismo con otros dos asuntos que se encuentran en el mismo expediente.
De un lado, fue ratificada la sentencia respecto de los secuestros de Bárbara Cindy Zurita y su hijo, y del otro, una similar por el plagio del comerciante Julio Villegas Cravioto.
Al actuar como lo hizo, este tribunal desestimó un par de hechos cruciales: el primero, que después de ser citada al menos una decena de veces por el juez de la causa, la señora Zurita jamás acudió a ratificar ante el Poder Judicial su denuncia. Por tanto, nunca señaló directamente a Albert o Tony Castillo como sus plagiarios.
Lo segundo es que Julio Villegas Cravioto negó reconocer a los hermanos Castillo como parte de la banda que lo habría plagiado.
Ante la debilidad de tales testimonios, los magistrados decidieron centrar su razonamiento en la supuesta pertenencia de los hermanos Castillo a la banda de Chalma, la cual también habría privado de la libertad y asesinado a Hugo Alberto Wallace.
Tomaron para ello como columna vertebral la confesión de Juana Hilda González Lomelí, en la que esta persona describe el rol que los acusados tenían dentro de la hipotética organización.
El problema es que la Suprema Corte de Justicia ya declaró como inválida esa confesión y con ello negó la existencia de la banda.
¿Por qué, para formular su decisión, el colegiado no tomó en cuenta la sentencia que liberó a Juana Hilda González en junio pasado? Porque cuando esa resolución llegó a sus manos, el tribunal asumió que era demasiado tarde. Arribó, pues, a destiempo.
Zoom: Tanto el caso Wallace como las otras dos acusaciones que pesan contra los hermanos Albert y Tony Castillo Cruz se resolverán en la fase del amparo. Será entonces que la justicia pueda sustituir a los cansinos y diabólicos versos de la demagogia punitiva.