Política

El altísimo costo de comenzarlo todo de cero

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El tesoro de la Real Academia Española define así el término “adanismo”: m. Hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente.

Trasladada esta primera acepción de la palabra a los turbios espacios de la política mexicana, puntualiza a la perfección la nefaria costumbre que tienen nuestros hombres públicos, justamente, de borrar de punta a punta cualquier vestigio de lo anterior, de comenzarlo todo de cero y de desconocer deliberada y mañosamente los logros de sus antecesores, así sea que se trate de proyectos que necesiten de continuidad y de que hayan sido muy beneficiosos para los ciudadanos, primerísimos destinatarios (y, beneficiarios) de las acciones de gobierno.

Lo hacen por un tema de vanidad, de desmedida soberbia, por querer que su muy personal impronta quede grabada indeleblemente por los sexenios de los sexenios –que diga, por los siglos de los siglos— y, sobre todo, por no entender que la función pública es una tarea de interés común y no un provecho particular que resulte de ejercerla de forma patrimonial.

Por eso es que hay que darles las gracias cada vez que mandan construir un puente o destapar una coladera, porque no sienten que están manejando meramente los recursos de todos, administrándolos con cautela y sensatez, sino que se creen que están repartiendo favores, como si el dinero fuera suyo y la aplicación de las partidas presupuestales dependiera de su muy privativa magnanimidad. Ah, y la factura por las caridades bien que habrán de cobrarla el día de las elecciones.

Necesitan cultivar el asistencialismo, desde luego, para que el pueblo no esté integrado por individuos exigentes y soberanos sino reducido a una colectividad de sujetos mendicantes o, en todo caso, de demandantes permanentes de propinas en lugar de reclamantes de derechos reales.

En lo que toca al referido adanismo, no habíamos visto todavía, en este país, parecido impulso de deshacer absolutamente todas las cosas, de no reconocer programa ni esquema alguno dispuesto por los antiguos gobernantes. Nos hemos quedado así sin medicamentos, sin salud y sin vacunas, porque son muy ineptos además de altaneros. Pero, qué caray, en el apartado del paternalismo sí saben llevar bien las cosas. Y los mexicanos, naturalmente, estamos muy agradecidos.


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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