Política

¿Acaso ustedes no fueron (una muy combativa y beli-cosa) oposición?

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Las críticas al oficialismo, perfectamente naturales en cualquier régimen democrático, son sistemáticamente desacreditadas por nuestros señores gobernantes: las imputan a oscuras fuerzas conspiratorias —o, bueno, no tan oscuras porque al minuto les es endosado el infamante estigma de ser movidas por la “derecha”, una corriente tan localizable y detectable como merecedora de todos los escarnios— y las revisten de obligatoria ilegitimidad.

Pues bien, permítanme ustedes una aseveración, recurriendo a los hechos: ni durante el sexenio del denostado Calderón ni cuando llevaba Enrique Peña las riendas de este país —por no hablar que de los mandatarios a los que se pudiere culpar ahora de todos los males habidos y por haber— observamos que tuvieren los responsables políticos la piel tan delgada.

Apechugaban y nada más cuando les llovían denuestos y escarnios, no se sentían tampoco forzados a responder a todos y cada uno de los cuestionamientos que brotaban en las filas de la sociedad civil (hablando justamente de los inconformes, vaya que se sirvieron con la cuchara grande en el tema de soltar desprecios, de ridiculizar en la redes sociales a los referidos personajes y burlarse de ellos) y, sabiéndose detentores de potestades mucho mayores que las de un simple ciudadano descontento, un periodista, un disidente o un opositor del montón, jamás reclamaron el mentado “derecho de réplica” para arremeter contra sus contrarios desde la suprema tribuna presidencial, nombrándolos con nombre y apellido, revelando sus datos personales y señalándolos aviesamente para amedrentarlos.

Éstos no: los detentores en exclusiva de la franquicia “pueblo” se han arrogado, invocando la sacralidad de tan preclara representación, la licencia de no ser jamás enjuiciados por nadie así sea que sus “otros datos”, los que manejan discrecionalmente para nutrir su avasalladora embestida propagandística, difieran radicalmente de la realidad.

Le adhieren, a sus descalificaciones, la etiqueta de que las recensiones están teñidas de “política” como si ellos habitaran en otro universo, una suerte de castillo de la pureza nunca maculado de bajos intereses y, encima, como si no fuera eso, la política, la primerísima materia prima de la que se sirven en todo momento.

Una cosa muy extraña, esta autocracia tan plañidera.


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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