Política

El celibato como solución

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

El papa rechazó la propuesta, hecha por el Sínodo de Obispos, de eliminar la obligación del celibato sacerdotal, en el caso de hombres casados, en la región amazónica. Con ello, se inclinó ante la presión de los grupos más conservadores, que vieron en ello el primer paso de una posición que inevitablemente conduciría a la eliminación del celibato sacerdotal. Los grupos más liberales dentro de la Iglesia, que habían aprobado dicha medida en el sínodo convocado para tales efectos, ven así sus esfuerzos nulificados. Es probablemente el último intento de este pontífice de 82 años por alcanzar algunas reformas en la Iglesia. Hasta ahora, nada se ha avanzado realmente. Salvo por un cambio pastoral (es decir, en la forma de atender a la feligresía), en términos doctrinales, la Iglesia sigue siendo la misma. Si bien, en algunos casos los homosexuales y los divorciados son tratados con mayor misericordia, la realidad es que las leyes de la Iglesia los siguen condenando y apartando de los sacramentos, que los hacen parte íntegra de la institución. Es por ello que la decisión de eliminar el celibato, aún en estos casos específicos y limitados, se veía como uno más de los intentos de este pontífice por abrir un camino de reformas, que una buena parte de los obispos no estaba dispuesta a permitir. Así que, una vez más, ante la férrea oposición, el papa Francisco dio marcha atrás.

Ahora bien, hay que decir que había más de un equívoco entre aquellos que, desde afuera, se manifestaban entusiastas por el celibato sacerdotal. La cuestión no estaba dirigida, como muchos creyeron, a eliminar los abusos y desviaciones sexuales de los miembros del clero, quienes son los impedidos a contraer matrimonio. El problema, para los dirigentes eclesiales, no es el de la sexualidad desvirtuada que viven sus sacerdotes. Lo que a ellos les preocupa, hasta cierto punto, es el tema de la falta de vocaciones y el consecuente envejecimiento de sus ministros de culto. En suma, en los países tradicionalmente católicos, los sacerdotes cada vez son menos y en promedio cada vez más viejos. Y se equivocan también, hay que decirlo, quienes creen que eliminando el celibato se acabará el problema de la pederastia dentro de la Iglesia. De la misma forma que se confunde homosexualidad con pedofilia, porque ser homosexual no quiere decir que se es pederasta. Son todas cuestiones distintas. Muchos de los pederastas en el mundo civil, fuera de la Iglesia, son hombres casados heterosexuales y con hijos.

No quiero decir con esto que el celibato no sea una distorsión de una vida sexual “normal”. Ni que su eliminación, allí donde se ha establecido, es decir en instituciones que han burocratizado la vocación religiosa, no podría tener algunos efectos benéficos, para la salud sexual de sus sacerdotes. Tendría que ser, en ese sentido, una vocación voluntaria, en una decisión separada de la obtención de ciertos votos. Pero, por lo mismo, el tema del celibato es solo una pequeña parte de un problema mucho mayor que enfrenta la Iglesia católica (entre otras) y que se refiere más bien al tema de la sexualidad en general.

roberto.blancarte@milenio.com

Google news logo
Síguenos en
Roberto Blancarte
  • Roberto Blancarte
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.