¿Hace cuánto nadie te invita a dar un paseo?
Florestán
La presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta a dos personajes. Uno, Donald Trump, que ha resuelto con una habilidad desconocida, y el otro, Andrés Manuel López Obrador, que insiste en mantener su mando desde Palenque vía Morena, donde su hijo opera, como él decidió, en la Secretaría de Organización y con miras a la sucesión presidencial de 2030.
En el caso Trump, ningún jefe de gobierno lo ha sabido resolver como ella. Catorce conversaciones telefónicas, que nadie ha sostenido con él, y, por más que me digan, un trato de excepción que ya quisieran todos.
Con las diferencias que uno pueda tener con enunciados de la 4T, el caso de Sheinbaum es excepcional, tanto que ni siquiera lo tuvo su antecesor, que se rindió ante el hoy presidente de Estados Unidos en su primera estancia en la Casa Blanca.
López Obrador hizo siete viajes al extranjero.
El primero el 8 de julio de 2020, cuando a invitación de Trump asistió a una cena que le organizó en la Casa Blanca, en la que no se cansó de elogiarlo, es decir, de hacer campaña para su frustrada reelección.
Luego acudió a una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, el 8 de noviembre de 2021, y diez días después a la Cumbre de Líderes de América del Norte, con Joe Biden.
Las otras salidas fueron en 2022 a Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba. En 2023 a Chile y Colombia, y canceló su participación en la IX Cumbre de las Américas en Los Ángeles, el 6 de enero, porque Biden no invitó, como él exigía, a los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Con estos antecedentes hoy puedo afirmar que la relación más difícil de la presidenta Sheinbaum no es con Trump, con el que ha sabido lidiar, sino con López Obrador, que con sus personeros clavados en su entorno quiere decidir las prioridades de su gobierno y, sobre todo, la sucesión presidencial que, estoy convencido, y confío, quedará en manos de Claudia y no del amado y protegido líder de Palenque.
RETALES
1. CIVILIDAD. Kenia López Rabadán me aseguró que participará como presidenta del Congreso en las ceremonias protocolarias de septiembre. El punto es si en la Presidencia la vayan a tomar en cuenta. Es una prueba y un mensaje;
2. PROTOCOLO. Por el despido de casi un millar de trabajadores del Poder Judicial, cuando el lunes por la noche la presidenta Sheinbaum llegó a la Corte para la toma de posesión de la nueva alineación del pleno, no había nadie esperándola, ni la comisión de cortesía de ministros ni nadie. Al llegar al salón de plenos no había ningún ministro. Seguían entogándose en la antecámara. La austeridad a lo pendejo; y
3. PANTOMIMA. El primer error del spot de la jefa de Gobierno, Clara Brugada, es que dura cuatro minutos, que hoy nadie aguanta. El segundo es la actuación que le puso algún enemigo. Ya hablaremos del contenido. Un cuento.
Nos vemos el martes, pero en privado