Imagino que a la presidenta Sheinbaum no le debe ser fácil sortear una situación en la que, como dice el viejo dicho, ya no se sabe si duele más lo llovido o lo tupido. Sin embargo, todo ello pone en relieve que las cosas no andan muy bien que digamos en su equipo de colaboradores. Estoy convencido que la Mandataria trata de actuar con buen juicio pero que su equipo de trabajo lo hace en sentido opuesto. Hay muchos ejemplos de ello. Uno de los más recientes es que ante el gravísimo problema de los mega bloqueos, nada menos que a su titular de la cartera de Gobernación, es decir, la encargada de que prevalezca la armonía y las buenas relaciones entre la esfera pública, los estados, los partidos y las organizaciones privadas (en eso precisamente consiste su chamba), mejor se vaya por la excusa fácil y hasta echando culpas y hasta acusaciones directas. Rosa Icela Rodríguez, en efecto, por los hechos acontecidos en el paro del transporte y la solución a las demandas de los productores de maíz, opta por señalar con dedo flamígero a la oposición, al PRI al PAN y al PRD y hasta los mismos manifestantes, de enturbiar las aguas cuando ella, en particular, ha estado tan pero tan dispuesta al diálogo, como se lo ordenó la presidenta.
La incapacidad lleva siempre a justificaciones como ésta. No es un caso de cerrazón de los paristas sino de desesperación al ver que nada avanza en sus pretensiones que, dicho sea de paso y a pesar de los perjuicios que se ocasionan, nadie puede negar que tienen razón. Si no, hay que echar un vistazo a las cifras que muestran lo terrible del asunto cuando son cientos de unidades de carga que son asaltadas y en algunas ocasiones con tanta violencia que no pocos conductores han llegado a perder la vida, independientemente que para las empresas se trata por otra parte de considerables pérdidas en mercancías.
Para la presidenta parece sencillo expresar en cada “mañanera del pueblo” que su gobierno está siempre abierto al diálogo. Lo repite hasta la saciedad cuando se dan los temas que le incomodan y a los que invariablemente, como lo hacía su antecesor, la salida fácil y acostumbrada es culpar a las administraciones de la “época neoliberal” y también a los partidos políticos “adversarios” del suyo. La politización es muy socorrida ya que no hay mejor excusa para todo que echarle tierra a los demás. No hay por qué extrañarse de tal actitud cuando el ex presidente asumió ese rol hasta el último día de su gestión. Y siguiendo la tradición a tales principios, así como transcurridos algunos sucesos que obviamente no son de su agrado, Claudia Sheinbaum ahora programa todo un show en el zócalo capitalino para el siguiente día 7 de diciembre. Son siete años de “transformación” en el país, dicen.
Desde luego que a nadie le puede resultar agradable trastocar sus jornadas ni al comercio el libre e indispensable tránsito por las carreteras nacionales. Empero, los querellantes han tomado algunas medidas para reducir el impacto social de sus acciones. Nos queda bien claro que falta diálogo, aunque, por otra parte, esta historia repetida una y otra vez, el cierre de las vías de comunicación por cualquier causa o motivo, no es sino la respuesta de sectores agraviados que simplemente no han sido escuchados y que, en la soberbia de su inutilidad, tampoco están dispuestos a resolver en vez de contribuir al agravamiento de los problemas planteados.
A diario leemos, vemos u observamos la impunidad con la que actúan los hampones que interceptan unidades de transporte, amedrentan a los choferes y acaban por robar o secuestrar los camiones. Las autoridades, del nivel que se guste, solamente hacen enunciados como los de que “se abrió una carpeta de investigación” y cosas por el estilo. De quienes tienen asoladas las carreteras del país, generalmente nada se sabe. La situación ha llegado al extremo de que será puesta en la mesa de negociación del TLC puesto que muchísimas empresas de otros países están hartas de la mengua que implica todo ello en las operaciones comerciales, especialmente entre México y Estados Unidos. Incluso se lo han hecho saber al presidente del país vecino y todos sabemos que no se necesita mucho para que lo enliste entre sus pretextos para acosar a México. Y el asunto de los productores de maíz, en especial, amerita una consideración muy importante de parte del gobierno federal que es prácticamente el único que tiene la capacidad de resolverlo.
Los bloqueos, de todos tamaños, afectan invariablemente nuestra vida social y económica. Esto es innegable. Pero no culpemos de ello sólo a quienes los realizan sino a la autoridad que le toque para demostrar que hay voluntad real y capacidad para resolverlos.