Política

Corina: un mensaje a Sheinbaum

De golpe, algunas de las premisas de su gobierno quedaron en entredicho. Bastó con que la presidenta Sheinbaum mostrara su desdén y afán de ignorar el manifiesto triunfo de una controvertida luchadora de la democracia, María Corina Machado, para que dejara atrás sus discursos en favor del empoderamiento de la mujer con una sencilla frase al ser interrogada sobre el otorgamiento del Premio Nobel a la venezolana. “Sin comentarios”, dijo la inquilina de Palacio Nacional. Y, entonces, ¿dónde quedaron discursos que repite a cada momento, como el de que su llegada a la presidencia no fue sola, sino que “llegamos todas”? ¿Esto se refiere solamente a la mujer mexicana o a todo su género? Porque, la verdad, controvertido y todo lo que quieran no es un Nobel cualquiera sino el más importante de todos y que, en esta ocasión, se le entregará precisamente a una mujer, latinoamericana, además.

Corina ha tenido batallas, muchas batallas para restablecer la democracia y la libertad en su país. A esta mujer no le han faltado arrestos para enfrentar a una poderosa y férrea dictadura, primero con Hugo Chávez y ahora con Nicolás Maduro, quien parece más bien un “reloaded” del anterior. La persecución ha llegado a todas partes de su nación, eliminado cuanta oposición se manifiesta, encarcelado, torturado, desaparecido e incluso asesinado sin duda a los que rechazan su tiranía. Nada de eso -aunque algunos quisieran- , ha sucedido aquí y el morenismo se enseñorea ya en buena parte del país. Pero nada de ello le sirve a Sheinbaum para poder valorar de manera más objetiva las cosas. Lamentablemente, en temas como este sigue en la sintonía de su antecesor que ha sido invariablemente proclive a favorecer a los dictadores actuales de Cuba, Nicaragua y desde luego Venezuela, sin contar sus muestras de simpatía y apoyo a otros como lo fue Castillo en Perú y que motivó la ruptura de relaciones.

En cambio, la presidenta de México sale con el viejo estribillo de “respetamos la autodeterminación de los pueblos”, en tanto que con la mano zurda no hace sino seguir la política del presidente anterior, quien ostensiblemente continúa siendo, por lo menos, el factor de opinión para que la presidenta siga sus lineamientos y tome en sintonía con él sus decisiones, como las vinculaciones con las dictaduras a las que se dedicó a proteger tanto López Obrador. Quizá no se da cuenta plena del hecho, pero desdeñar la oportunidad de celebrar que una mujer de la región alcance el reconocimiento mundial, no le abona a enriquecer su discurso habitual y en cierta forma merma su carácter de defensora de la democracia. Sin embargo proclama que “México es la mayor democracia del mundo”.

Para Corina esto es lo de menos. En Venezuela se sabe bien de la postura favorable al chavismo del gobierno mexicano, pero lo bueno de la situación es que se haya dado cobijo a muchos miles de venezolanos que han emprendido la diáspora ante las condiciones insostenibles en las que se ha hundido a ese país que podría vivir de manera muy distinta ya que cuenta con recursos en abundancia, especialmente en petróleo y minerales preciosos. Pero Maduro, quien sigue imponiendo su autarquía, con Corina no ha podido, obligó al electo presidente Edmundo González (desconocido por el oficialismo y sus instituciones lacayistas) al exilio en España y a la propia Corina a moverse en la clandestinidad. El ridículo de Maduro llegó al extremo de, por el Nobel a Corina, cerrar la embajada de Venezuela en Noruega, aunque avizoran cosas peores como el reciente asesinato de activistas de ese país en Bogotá.

Aunque coinciden en propósitos, el presidente Trump no ocultó su molestia ya que llegó a cabildear el Nobel de la Paz para él, considerado a sí mismo un pacificador mundial por el tema de Gaza y protegiendo a la vez los crímenes de guerra cometidos por Netanyahu. Y ¿qué cara tiene Trump para eso si sus propias tropas invaden calles de varias ciudades de su país para cazar migrantes? ¿o la entrega de armas a Ucrania y muchos temas bélicos más, incluida la venta de armamento a distintas naciones?

Hay que analizar muchos ángulos en la lucha por la verdadera democracia y por la paz. No perdamos de vista tampoco el punto político que implica que a Corina, una ingeniera industrial con filias y fobias que son muy polémicas (como su apoyo en el pasado al gobierno de Israel y su silencio abrumador ante el genocidio en Gaza). Es una ciudadana común, prueba de ello y en ese exclusivo sentido, merecedora al Nobel. Ojalá y con ello nuestra presidenta reciba el mensaje y vea que no es tan fácil conseguir la transformación de un país, que necesita sumar a todas y a todos empezando por el discurso y dejar de seguir la anquilosada y necia postura de su maestro.


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Miguel Zárate Hernández
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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