El Fondo de Desastres Naturales de México era un instrumento financiero creado en 1996, mediante el cual se apoyaba con recursos a las entidades federativas en caso de contingencia, sin embargo en el 2020 la administración del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador lo desapareció.
La falta de transparencia y el tufo a corrupción que aseguran tenía, fue el principal argumento cuando era manejado por los anteriores gobiernos, y sin duda hubo muchos excesos y raterías, pero se supone que los políticos señalados como bandidos ya se fueron.
Estaba destinado en caso de sismos, erupciones volcánicas, maremotos, deslaves, sequías, fenómenos hidrometeorológicos, e incendios forestales, es decir, cubría todo el espectro de desgracias en el territorio nacional.
En la actualidad ya no existe, pero de haberse conservado, sería manejado por funcionarios decentes de la 4T, por lo que en un sentido estricto no tenían razón eliminarlo. Luego entonces ¿por qué lo cancelaron?, dejando en el desamparo a muchos estados cuando ocurren tragedias como la del pasado fin de semana en la zona serrana de Puebla, donde cientos de familias lo han perdido todo.
Si todos fueran tan íntegros como presumen, entonces por qué el gobernador Alejandro Armenta se vio en la necesidad de emitir un comunicado, donde les exige a los alcaldes que hagan un reparto imparcial y sin ningún sesgo de la ayuda humanitaria.
Además, les aclara que los enseres y materiales se entregan de manera directa, transparente, con equidad y bajo los principios del humanismo mexicano de la cuarta transformación.
Es probable que el mandatario, en sus constantes visitas a la zona siniestrada, haya recibido quejas de los damnificados, de lo contrario qué sentido tendría jalarle las orejas de entrada. El gobernador ha estado al pie del cañón desde el primer día en el lugar del siniestro y de eso nada se le puede reprochar.
Sin descuidar el resto de los temas prioritarios, Armenta ha tenido la sensibilidad para acudir de inmediato a los municipios afectados, porque además se debe tomar en cuenta que esos lugares son muy visitados por el turismo nacional y extranjero.
Se trata de Pueblos Mágicos que necesariamente deberán ser reactivados a la brevedad, pues la economía de esa región depende en gran medida del dinero que derraman los visitantes.
Con Fonden o sin él, el gobierno debe actuar de inmediato como lo están haciendo, y esperemos que ese plazo de tres meses se cumpla por el bien de los más afectados.