Desde hace más de 10 años, en Puebla es un secreto a voces que los fines de semana los jóvenes agarran de pista de arrancones la avenida Atlixcáyotl, sin que la autoridad haya querido intervenir, por alguna extraña razón.
Eso me trajo a la memoria la película del Patrullero 777, donde el policía interpretado por el mimo Mario Moreno Cantinflas, discute con un influyente político que le reclamó la detención de su hijo.
Días después, el muchacho se mata en un accidente parecido en el que murieron el fin de semana dos jóvenes, cuando se impactaron en contra de un muro de contención, por lo cual perdieron la vida de manera instantánea.
En el Atlixcáyotl, hay algunas similitudes, pero por desgracia hay una jovencita de nombre Paulina que se debate entre la vida y la muerte, y peor aún, la familia tiene un adeudo millonario en el hospital donde es atendida.
Ese filme es de 1978, pero parece que no hemos aprendido la lección. Los padres seguimos siendo permisivos con nuestros hijos, y los políticos no pueden hacer su trabajo para impedir esas tragedias porque se hacen de la vista gorda.
En estos momentos hay una jovencita que se debate entre la vida y la muerte, y una familia que además del dolor, enfrenta un dilema económico para cubrir los gastos que ha generado su atención médica.
Como en la película de Cantinflas, el mensaje es la falta de atención de los padres que les dan a sus hijos todas las comodidades, y hasta después de que suceden las cosas se preguntan por qué les pasó a ellos.
El bulevar es una tentación para muchos automovilistas, que por inexpertos o por imprudentes, abusan de la velocidad y muchos de los accidentes terminan con la lamentable pérdida de vidas humanas.
Por la madrugada, los vecinos de colonias cercanas al lugar han reportado el constante ruido de los motores, pero hasta ahora nadie ha querido actuar y el desafío sigue cada fin de semana.
Habría que preguntar si debemos esperar el fallecimiento de un familiar cercano a un alto funcionario para puedan actuar. Ojalá no sea el caso.
