Política

Una lucha en pañales

La salida de la titular de Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, puede tener muchas lecturas, desde aquellos que opinan que pudo ser porque el grupo al que pertenece decidió jugar en contra del Presidente López Obrador, buscando impulsar a un candidato al gobierno de Guerrero diferente a Félix Salgado Macedonio, hasta quienes dicen que la develación de propiedades cuyo valor excede en mucho a sus ingresos y a los de su esposo John Ackerman le puso fuera del grupo cercano a AMLO.

Lo más triste de todo esto es que vuelve a quedar claro que en México el combate a la corrupción es un mero discurso, pues la discrecionalidad con la que se manejan, por ejemplo, los cambios en el gabinete encargado de vigilar el buen funcionamiento del gobierno evitando que se caigan en actos de corrupción nos deja en claro que estas posiciones son para los amigos y no necesariamente para poner en el lugar a un verdadero contralor que haga el trabajo sucio de señalar a su jefe lo que no debe de hacer si es necesario.

Nos queda claro que el combate a la corrupción en este gobierno no tiene cabida, que el enfoque está en hacer escarnio y escándalo de personajes del pasado, pero lo peor aún sin llegar a un verdadero castigo ejemplar, pues pocos casos han terminado en los tribunales y menos de ellos con una sentencia en favor de los intereses de los mexicanos, pues el combate a la corrupción es la bandera perfecta para golpear a los enemigos del sistema.

Y no digo que quienes estén sujetos a proceso estén libres de toda culpa, caso Lozoya, caso Rosario Robles, eso lo va a decidir un juez, lo que digo es que se han filtrado importantes indicios de asuntos que podrían terminar como los hoy citados en un proceso penal pero resulta que se aplica el dicho de “hacer la justicia en los bueyes de mi compadre”.

La lucha contra la corrupción en México aún está en pañales, no termina de cuadrar por ejemplo la normatividad para hacer de los funcionarios públicos entes transparentes en cuanto a la paridad que debe haber entre su ingreso y su forma de vida, lo cual podría ser un parámetro ideal para evitar el enriquecimiento ilícito, o cuando menos disuadirlo. Tenemos un sistema nacional anticorrupción que no termina de cuajar y mientras tanto se siguen perdiendo entre el 5 y el 10 por ciento del Producto Interno Bruto en actos de corrupción. 


Miguel Ángel Puértolas

miguel.puertolas@milenio.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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