Ni el repentino fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra ni las cortinas de humo que lanza como estrategia política el presidente López Obrador, le restarán a Alejandro Moreno Cárdenas, (a) Alito, el mote de traidor que ya trae a cuestas, tras haber entregado en charola de plata una iniciativa de ley para complacer al Jefe del Ejecutivo federal en su obsesión de ingresar la Guardia Nacional a la Sedena.
Para infortunio del todavía dirigente del CEN del PRI, -que no se librará del escarnio público por su actitud servil- el horno no está para bollos y en realidad será juzgado en tiempo y forma, tanto por priistas que están en su contra y también por los integrantes de la recién suspendida alianza Va a por México, que conforman con el PAN y el PRD, como símbolo de unidad política en contra de Morena y el presidente de México.
A través de su trayectoria política, el tal Alito ha demostrado que es un ser convenenciero, capaz de vender su alma al diablo con tal de lograr su muy personal beneficio, no obstante que está en juego su ya de por sí dudosa reputación.
A partir de que asumió la gubernatura de Campeche el 15 de septiembre de 2015, Moreno Cárdenas parecía tener las agallas y los arrestos suficientes como para que la ciudadanía de aquella entidad confiara en él, para hacer de aquel estado próspero una potencia económica a nivel nacional como lo fue en tiempos de la jauja petrolera que estableció el entonces presidente, José López Portillo.
Conforme transcurrió el tiempo, el otrora mandatario estatal cometió tantos yerros y omisiones que comenzaron a enumerarle una a una sus detractores políticos, encabezados por la hoy mandataria, Layda Sansores, quien se ha convertido en el verdugo del priista.
De forma lastimosa, Moreno Cárdenas tuvo en esta semana la ocurrencia de traicionar sus principios morales, -si es que alguna vez los tuvo- y convino en lo oscurito con el presidente a través del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, para que una diputada federal del tricolor, Yolanda de la Torre, presentara una iniciativa de ley, de idénticas características a la enviada por el mandatario al Congreso de la Unión.
Con tal de librar la horca, es decir, no ser desaforado en el pleno de la Cámara de Diputados para ser juzgado por enriquecimiento ilícito durante su mandato en Campeche, Alito vendió su voluntad y dignidad al régimen de Morena.
Por supuesto que las primeras reacciones en contra de la traición a la Alianza por México, se dejaron sentir por los homólogos del todavía líder del Revolucionario Institucional, que parecía un ente valiente ante las múltiples ofensivas que le lanzó sin piedad el presidente López Obrador, Layda Sansores y diputados y senadores morenos.
Muchas veces voz en cuello, desde la tribuna más alta del país Alito se defendió de los ataques del tabasqueño que no cesaban ningún día, y que lo único que buscaban era que el aún líder del tricolor se retractara de la coalición tripartita que anteayer suspendió el PAN y el PRD por el comportamiento traicionero y frívolo de Moreno Cárdenas.
Lo que sí es un hecho es que su correligionario en la Cámara de Senadores, Miguel Angel Osorio Chong, le refirió que su voto y el de sus todavía correligionarios será en contra, para que al final la Guardia Nacional no sea adscrita a la Sedena.
Y entonces sí, a pesar de los amagos y entreguismos del propio dirigente priista, sin duda será vilipendiado por propios y extraños, por su actitud no entreguista, más bien de traición a los principios elementales de su partido político, así como a la palabra que empeñó en favor de una coalición que busca acotar poder para que Morena no obtenga triunfos el año próximo en el Estado de México y en Coahuila, así como su refrendo en la presidencia de México en el 2024.
Mañana será el día clave para que el presidente López Obrador logre su objetivo, de que la iniciativa sea aprobada en el seno del Senado de la República. De no lograrse el capricho del mandatario, sin duda sumará otro fracaso político a pesar de los aspavientos y bolas de humo que lanza sin recato a la ciudadanía, con tal de distraer la atención de muchos millones de mexicanos de los 126 que somos en la actualidad.
Llegó la hora de la definición y no habrá ningún otro menester como para que no se lleve a cabo la multireferida votación, en donde el único objetivo es esa aprobación.
Veremos de qué cuero salen más correas y hasta dónde llegará la traición e infidelidad de Moreno Cárdenas, que ya no siente lo duro sino lo tupido, así como el inminente “fusilamiento” de sus compañeros de partido por su cinismo y deslealtad consigo mismo.
Por supuesto que el tal Alito no tiene palabra de honor, ni de nada.
Notas de Trascendencia
En Quintana Roo como en otros estados de la República, el partido local MAS ha querido imponer de nueva cuenta la ya desaparecida ley electoral donde la paridad de género era letra muerta.
El líder de esa instancia, José Antonio Monroy, quiso ascender al escaño de su esposa, Diana Laura Nava Verdejo, la segunda plurinominal de la lista, luego de rendir protesta como diputada local el pasado sábado 3 del presente, solicitó licencia por cuatro meses a solo unas horas de haber tomado posesión.
Por equidad de género, por supuesto que la jugada no le toca al propio Monroy.
Por ley, la posición le correspondería a la tercera en la lista y por equidad de género a Alfonsa Padilla Medina. Pero ella no cumple con la vecindad de seis años como determina la constitución local.
Entonces, la quinta inscrita en la lista es Lucy Caamal Garrido, a quien por razones desconocidas se le pretende escamotear su derecho a acceder al Congreso de Quintana Roo, no obstante que ella sí cumple con todos los requisitos para aspirar a ser representante popular.
La decisión le corresponde al Instituto Electoral de Quintana Roo, que tiene unos días para apegarse a la ley electoral y nombrar por derecho a la propia Caamal Garrido.
Marco Antonio García Granados