Dentro de las variables macroeconómicas, una de las más difíciles de proyectar es el tipo de cambio, sobre todo en una economía tan abierta como la nuestra, un régimen cambiario que le ha dado a nuestro peso características que lo hacen muy interesante para todos los participantes del sistema financiero internacional. Dentro de las más importantes se encuentra su amplia convertibilidad, misma que permite a los inversionistas entrar y salir de nuestro peso con gran facilidad; además esto la hace una moneda sumamente líquida.
Lo anterior hace tan atractiva nuestra moneda, que el Banco Internacional de Pagos —como fuente— indica, que las transacciones del peso con otras monedas, alcanza la cifra de 114 mil millones de dólares diarios, de los cuales únicamente 20 por ciento se contabilizan en territorio nacional y 80 por ciento se perfecciona en muchos mercados internacionales destacándose Nueva York, Londres y Tokio.
En función de esta característica, los eventos geopolíticos y de repercusión internacional, como pueden ser las decisiones de Bancos Centrales, la Reserva Federal en Estados Unidos, el Banco Central Europeo en la Eurozona o el Banco de Japón en el Sureste Asiático, tienen repercusiones en el valor de nuestro “peso“.
Pues bien, en lo que va de abril, el valor de la moneda con respecto al dólar ha variado de 16.26 pesos por unidad hasta 17.90 —o sea se movió 10 por ciento de su punto mínimo al máximo—, y de hecho ha estado como montaña rusa todo el mes.
La principal razón de esta volatilidad extrema es el conflicto entre Israel e Irán, provocado por el primero al bombardear la Embajada de Irán en Siria, lo que trajo como consecuencia una respuesta con drones, agresión que no causó daños, pero de cualquier manera Israel respondió también en forma muy limitada.
Entre una cosa y otra el tipo de cambio se movía violentamente de una lado para otro, al grado de que después de visitar la cotización de 17.90, cuando se logró un pequeño espacio de tranquilidad, el dólar se bajó nuevamente a 16.95; desafortunadamente ese periodo duró muy poco, primero porque ahora Israel atacó a Hezbola en Líbano, después salió el reporte del PIB del primer trimestre en Estados Unidos, que no gustó, porque se puede desprender de ese dato que la economía de ese país está creciendo menos pero la inflación sube más de lo deseado.
Obvio, todas esas noticias afectaron el valor de nuestra moneda en forma negativa. A pesar de lo anterior considero que el peso se mantendrá fuerte por el resto del año, las elecciones locales no creo que lo afecten, salvo que sucediera un incidente grave que no estoy pronosticando; me preocupa más que Donald Trump nos empiece a amenazar con impuestos y restricciones durante su campaña, pero excluyendo eso, mi pronóstico es que en diciembre el dólar termine un poquito abajo de los 18 pesos por dólar.