
William Morris (1834-1896) fue un arquitecto, artista y escritor inglés que reaccionó en contra de la industrialización. Es muy conocido por sus muebles, ediciones y decoraciones artesanales y por haber escrito en 1890 la novela de ciencia ficción Noticias de ninguna parte. En una relectura reciente del maravilloso libro de Morris he notado que los espacios y dinámicas sociales que describe como el futuro post-capitalista ideal, en el fondo son utopías marginales, basadas en el fracaso de la sociedad capitalista.
Morris presenta una ciudad de Londres en el siglo XXII totalmente igualitaria, en la cual todos los habitantes gozan del máximo bienestar y protección social. Destaca el planteamiento de una sociedad en la que ya no es necesario educar a los niños en escuelas formales, en la que todos los ciudadanos son autodidactas. También presenta una realidad sin pobreza ni riqueza, sin diferencias económicas entre los campesinos, los obreros y los profesionistas, una comunidad donde todos conviven armónicamente sin necesidad de intercambios monetarios.
Entre los elementos de la sociedad futura descrita en Noticias de ninguna parte, está la caducidad de las instituciones religiosas, la desaparición de las iglesias y templos, pues la espiritualidad se ejerce individualmente. En el mundo planteado por el autor, ya no es necesario el Estado para regular el comportamiento y las relaciones entre las personas, el parlamento ha desaparecido para entonces y la democracia se lleva a cabo directamente en asambleas populares en cada comunidad, sin necesidad de organismos electorales.
Todo ello es imposible de imaginar para nosotros, ya que cada vez tenemos menos confianza en el futuro, pero no está mal pensar de vez en cuando que lo que conocemos seguramente cambiará e incluso no es imposible que algún día mejore.
FICHA
Tangente
Manfredo Tafuri escribió en L’Architecture dans le Boudoir: “Hoy en día quien desee hacer hablar a la arquitectura se verá forzado a recurrir a materiales que carezcan de todo significado. Será necesario reducir al grado cero toda ideología, todos los sueños de la función social y todo residuo de utopía”.