La aparición del virus SARS-COV-2 expuso a la luz las fortalezas y debilidades de los sistemas de salud de los países. Pocos fueron los que demostraron una preparación óptima que reflejara bajo nivel de contagio y buen manejo de la epidemia. Incluso países del primer mundo vieron sobrepasados sus sistemas sanitarios, la atención hospitalaria y el manejo integral de la salud.
México con sus particularidades tuvo también que enfrentarse a la pandemia en condiciones discordantes. Mientras en Francia el colapso del sistema sanitario se reflejaba en falta de camas, poco personal, carencia de medicamentos y largos tiempos de espera para la atención en urgencias, para nuestro país esa era la realidad diaria desde antes de entrar en contingencia.
Los esfuerzos por ampliar la cobertura y sacar a flote la atención urgente de la infección viral, redujeron, por otro lado, servicios de especialidad y dejaron en último lugar la estrategia de atención a la salud mental. Más de un año después la discusión se enfoca a la estrategia de vacunación de la que ya se han documentado fallas en su operación.
México tuvo que enfrentarse a la pandemia en condiciones discordantes
Una de las deudas pendientes en esta fase es la atención al sector privado que no ha sido considerado para recibir la inmunización, pese a que también forman parte de la primera línea que ha dado soporte sanitario a un país cuya atención pública resulta totalmente insuficiente.
La salud como derecho humano hoy presenta deudas con las filas de profesionistas de la medicina, enfermería, química y demás especialidades para quienes aún no hay una estrategia y que diariamente dedican sus días a erradicar una pandemia extenuante.
Una total injusticia que suma víctimas no sólo al virus, sino a las instituciones con sus ineficiencias.
Lol Canul
psiquelolcanul@gmail.com