El libro estaba programado para llegar a librerías la semana del lunes 13 de octubre. Sin embargo, de última hora, desde Palacio Nacional se giró una instrucción fulminante: Diario de una transición histórica debía ser embargado hasta nuevo aviso.
A su autora, Claudia Sheinbaum, le pareció anticlimática —no podría utilizarse mejor palabra— la distribución de este ejemplar cuando decenas de miles de familias sucumbían bajo la tragedia de las lluvias que arrasaron cinco entidades. Tal es la razón por la que este texto de la editorial Planeta no salió a la venta hasta este fin de semana. La decisión de la mandataria habla de quién es ella a la hora de anticiparse a la gravedad de las circunstancias.
Su estilo político es también anticlimático: mientras varios de los líderes varones de su movimiento no tocan ya el suelo, ella lidera con los pies puestos sobre el territorio.
Ciertamente, la contradicción de las estampas exhibidas en los últimos días da noticia de un frente político contrahecho respecto del cual ni la portada ni el contenido de Diario de una transición son ajenos.
Con el libro Sheinbaum responde enfáticamente a quienes le exigen distinguirse de su antecesor. La fotografía con que se promueve el texto incluye al ex presidente López Obrador y a la autora caminando, con igual ritmo, por Palacio Nacional, mientras ambos se dedican una sonrisa cargada de empatía.
El libro está dedicado a relatar el recorrido que ambos hicieron durante el periodo que transcurrió entre el triunfo de la mandataria y su toma de posesión. El tema principal es, por tanto, el pase de la estafeta.
No hay protagonismo en estas páginas sino una apuesta por proteger a Morena de la fractura. Habrá quien crea que dada la popularidad de la Presidenta (más de 70 por ciento de aprobación), ella no necesitaría del respaldo de su mentor.
Pues esa no parece ser su valoración; al revés, prefiere tener a López Obrador a un lado suyo que prescindir de su memoria.
Zoom: El lopezobradorismo es un movimiento al que le urge una buena poda, sobre todo de los liderazgos más frívolos y de alguno que otro muy corrupto. Mejor tener a su fundador cerca en vez de jubilarlo; más allá de lo que dicten los afectos, sería difícil negar la prudencia que también hay en esta jugada.