Política

La ilusión hegemónica de Morena

La ilusión hegemónica de Morena puede concluir en una tremenda pesadilla. Entre los escenarios del futuro mexicano hay uno en que el populismo conservador se alzaría con el poder para reemplazar a su polo opuesto.

Es pertinente asomarse a esa hipótesis, aunque solo se emprenda este ejercicio para ponderar cuán factible podría ser.

Un primer argumento para hacerlo es la velocidad con la que el populismo conservador avanza en el planeta. No solo se trata de un movimiento político pendular que va ganando en las urnas, sino de los valores con los que magnetiza y alimenta aquí y allá a su membresía.

Quien suponga que en México no cabe una opción similar a la que defienden en Latinoamérica liderazgos como el de Nayib Bukele, Daniel Noboa, Javier Milei o José Antonio Kast es que no ha visitado recientemente el país ni el continente.

Suma popularidad a estas expresiones la sintonía que tienen con la ideología promovida, desde la Casa Blanca, por Donald Trump, quien ha instrumentalizado como las principales causas de su convocatoria a la migración, el crimen y el nacionalismo comercial.

En lo que toca a los dos primeros temas, el bukelismo es trumpismo a la latinoamericana, una versión internalizada que se alimenta de la sensación creciente de inseguridad que recorre al planeta entero. Llama la atención, en el último lustro, la cantidad de candidatos que en América Latina presumen ser el bukele peruano, argentino, hondureño y más recientemente mexicano.

¿Qué quiere decir esta etiqueta? Es una fórmula para dotar de contenido al populismo conservador, una imagen verbal fijada a partir de dorsos desnudos y cráneos rapados, de desechos humanos humillados por un régimen de excepción que suspendió indefinidamente las instituciones de la justicia a cambio de proporcionar una paz supuesta.

El apellido Bukele quedó ya ligado para la posteridad latinoamericana como sinónimo de una retórica punitivista que despoja a los sujetos de su humanidad para convertirlos en objetos radioactivos contra la sociedad.

En las cárceles de Bukele pueden apilarse sin distinción los pandilleros, los supuestos líderes criminales y también los migrantes ilegales: todos son idéntica basura prescindible.

Al día siguiente de que José Antonio Kast obtuvo el triunfo presidencial en Chile apuntó sin escalas contra los problemas que la migración y el crimen han traído a su país. Un discurso igualmente calcado del uribismo colombiano y otras derechas como la peruana, la ecuatoriana, la boliviana o la hondureña.

Es este contexto el que obliga en primera instancia a revisar la hipótesis de la hegemonía de Morena. ¿Por qué México estaría a salvo del discurso de la demagogia a la Bukele como herramienta política para ganar elecciones? ¿Por qué suponer que esa expresión contemporánea no vaya a ganar un día el poder?

Leí con cuidado el artículo que en estas mismas páginas publicó Jorge Zepeda Patterson el jueves de esta semana: América Latina se derechiza, ¿y México?

Temo que en esas líneas Zepeda se haya apresurado al decir que la administración de Claudia Sheinbaum conseguirá, hacia finales de su mandato, un abatimiento sensible de la inseguridad.

Si tal cosa llegara a suceder, el bukelismo a la mexicana, en efecto, no tendría muchas posibilidades. Sin embargo, habría que revisar las bases de tal optimismo. No basta con que los homicidios reduzcan su incidencia para que la percepción de seguridad mejore. De acuerdo con cifras del Inegi son dos variables que en nuestro país andan divorciadas.

Esto se debe a que todos los días nos amanecemos con historias de horror que vuelven la estadística una mera frivolidad.

El desmantelamiento de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación no ocurrirá pronto ni pacíficamente. Culiacán, Escuinapa, Elota, Mexicali, Uruapan, Apatzingán, la Coahuayana o Colima son hoy poblaciones que hierven los nervios. Lo mismo sucede con Veracruz, Tabasco, Chiapas o Guerrero.

Según cifras de hace algún tiempo, proporcionadas por el Ejército, al menos medio millón de personas en México estarían vinculadas al crimen organizado. En estas condiciones ¿cómo hacer que en solo un lustro se abata la inseguridad? Me temo que tal afirmación sea otra hija más de la ilusión hegemónica.

La hipótesis del péndulo que llevaría a Morena a convertirse en minoría tiene más probabilidad de la que algunos quisieran aceptar. La ola bukelista internacional, de un lado, y la enorme dificultad para lidiar con la criminalidad masiva, del otro, obligan a tomársela muy en serio.

Habría un tercer argumento para considerarla: los síntomas de deterioro político de los gobiernos lopezobradoristas; indicios incipientes, si se quiere, a nivel federal, pero pronunciados en muchas localidades.

Se añade que los programas sociales, el principal atributo del morenismo, no podrán sostener un ritmo creciente de rendimiento político. El aumento del salario mínimo y la multiplicación de las transferencias sociales –que tanta importancia han tenido para reducir la pobreza y el abismo de la desigualdad– son herramientas finitas.

Lo más probable es que hacia el final de la administración Sheinbaum, las transferencias del bienestar dejen de entusiasmar como lo hacen hoy. Será así porque la población las considerará, como ya lo son, un atributo constitucional que nadie –incluida la opción bukelista– osaría eliminar.

Suponiendo sin conceder que la hipótesis pendular llevase a que la hegemonía de Morena sucumbiera ante una mayoría inspirada en el populismo conservador, ¿en favor de qué polo político operarían las reformas celebradas por la actual mayoría y sus aliados?

¿En qué sentido marcharían, por ejemplo, la reforma judicial, la eliminación de los órganos autónomos, la destrucción del sistema de rendición de cuentas y transparencia, la versión mínima del amparo, el desmantelamiento de la sociedad civil, la campaña intensa y reiterada para deslegitimar a la prensa libre, el achicamiento de la representación proporcional, la cooptación de los árbitros electorales y las comisiones de derechos humanos o la desaparición del centro político?

Morena ha hecho todo para nutrir la ilusión de su hegemonía. ¿Qué sucedería si, eventualmente, se tratara solo de una ilusión? ¿Sobreviviría el lopezobradorismo en circunstancia minoritaria? A partir de esta interrogante, el sábado próximo continuaré explorando las hipótesis de la des-ilusión o lo que es lo mismo, de la pesadilla de Morena.

Militantes guindas rumbo al Zócalo. Octavio Hoyos
Militantes guindas rumbo al Zócalo. Octavio Hoyos

Google news logo
Síguenos en
Ricardo Raphael
  • Ricardo Raphael
  • Es columnista en el Milenio Diario, y otros medios nacionales e internacionales, Es autor, entre otros textos, de la novela Hijo de la Guerra, de los ensayos La institución ciudadana y Mirreynato, de la biografía periodística Los Socios de Elba Esther, de la crónica de viaje El Otro México y del manual de investigación Periodismo Urgente. / Escribe todos los lunes, jueves y sábado su columna Política zoom
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.