Los movimientos sociales han sido objeto de estudio y sin duda cada uno tiene su propia forma táctica de intervención de su realidad.
El actual paro iniciado en el Instituto de Artes, que está cerca de cumplir dos meses, brinda un panorama novedoso con la incorporación de los recursos tecnológicos y las plataformas de redes sociales. Un gran aporte de ello ha sido la documentación pronta y precisa de las acciones de los grupos de estudiantes paristas, que sin duda facilitó la transparencia y la comunicación tanto con sus pares como con el público. También surgieron estrategias de la misma manera para atacar al movimiento, lo que sería entendible pues sucede con todas las movilizaciones y grupos de disidencia, lo que es de llamar la atención es la forma de los ataques. A la par de la creación de las “fanpage” de Facebook e Instagram oficiales de los distintos institutos en paro, surgieron otros perfiles en contraposición con publicaciones de dudosa calidad informativa. Muchos de ellos apuntaron a la manipulación de la opinión pública, aprovechando el desconocimiento tanto de las denuncias de maltrato que dieron empuje a su desarrollo como a las dinámicas sociales de la violencia. Pero también hubo quienes se valieron de la difamación y la estigmatización no sólo del movimiento sino que, de manera personalísima, señalaron a estudiantes, voceras y voceros, docentes y hasta ciudadanía que, de manera real o imaginaria, apoyaban el movimiento. El peligro de esto es, por supuesto, la violación a la intimidad de las personas que se pretendía señalar, puesto que se postearon fotografías y nombres exponiendo su privacidad. Además, dichas publicaciones generalmente emitían juicios morales sobre las personas, que no representaban ninguna evidencia tangible ni de su participación en el movimiento ni de incurrir en ninguna forma de violencia o delito, como sí lo es el acoso cibernético ejercido. Por tanto, la credibilidad que se pone en duda es la de dichas páginas y de las personas que están detrás de ellas, incluidas las cuentas de bots.