Además de diputados federales, en junio de este año vamos a elegir a la persona que ocupará el puesto de presidente municipal de Torreón, por los próximos tres años.
No sorprende que con el afán de ganarse la preferencia en los votos surjan promesas que están fuera de su ámbito de competencia o sus alcances reales.
Algunos ejemplos: “les prometo que tendrán agua todos los días”; “les garantizo inversión del sector privado durante mi mandato”; “vamos a castigar a los corruptos”; “voy a generar más empleos que en ninguna otra administración”; “habrá medicinas para todas las personas” y un largo etcétera.
Casi por tradición, un político con ambiciones de gobernar la entidad, tiene como principal peldaño, ocuparse de dirigir una ciudad, más si se trata de alguna con relevancia económica.
En Coahuila, Torreón y Saltillo, son los municipios prueba para determinar las posibilidades de ir más allá en la carrera política.
Por eso los equipos que rodean a los candidatos buscan posicionar al suyo lo mejor posible y los animan a prometer más de lo que en los hechos pueden cumplir.
En concreto, antes de ir por las grandes metas, valdría la pena analizar aquellos aspectos necesarios para administrar una ciudad, que pertenece a una zona metropolitana y que además no escapará del adverso escenario de un contexto agravado por la pandemia.
Entonces ¿Qué características son necesarias para administrar una ciudad? ¿En qué aspectos podemos fijar nuestra atención para emitir el voto?
Aquí algunas recomendaciones con criterios mínimos. Evaluar la experiencia que tiene el candidato en la gestión pública; qué proyectos tiene a corto, mediano y largo plazo para la ciudad; cuáles son sus capacidades de cabildeo (con actores dentro y fuera de gobierno); de dónde provienen los recursos de su campaña; muestra o no sensibilidad en el abordaje de los problemas públicos y cómo están conformados sus equipos de trabajo.
@nonobarreiro