Política

Diez años contando, 108 haciendo comunidad

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  • Diez años contando, 108 haciendo comunidad
  • Leonor A. Gómez Barreiro

La primera vez que llegué a las oficinas de Milenio fue para hacer mis prácticas profesionales, alrededor de 2004. 

En ese entonces, sus oficinas todavía estaban en el bulevar Independencia. 

Allí aprendí sobre fotoperiodismo con maestros todo terreno, me acerqué al periodismo cultural y también comencé a escribir algunos artículos de opinión (que jamás me atreví a publicar), porque me consideraba pésima redactando.

Pero esa necesidad —o necedad— de expresarme siempre ha sido más fuerte que mis inseguridades. 

Una de las personas que me motivó a escribir, y quizá ni ella misma lo recuerde, fue Marcela Moreno, actual directora editorial de Milenio Diario. 

Sobre ella escuchaba una diversidad de críticas, todas pasaban por el tamiz de un gremio que, como muchos otros, no escapa del machismo y la misoginia, que se recrudecen sobre las mujeres determinantes, jefas y con poder.

Marcela era “la jefa”, y era una jefa muy joven, que con el paso de los años tendría que lidiar con retos sumamente dolorosos, como el secuestro y asesinato de miembros de su equipo, en una de las etapas más críticas de inseguridad en la entidad. 

En 2009, Eliseo Barrón fue secuestrado frente a su esposa y dos hijas, torturado y asesinado. 

Su muerte fue un parteaguas en un período sombrío para el periodismo en la región. Nunca habíamos vivido algo semejante.

Retomo el momento de mi primer encuentro con ella. Allí estaba Marcela en su escritorio, vestida con un traje sastre claro, pelo corto, labios rojos, leyendo mi primer texto. 

Yo me sentía muy nerviosa. Corrigió mi escrito con cautela, pero a la vez con seriedad, y me dijo que tenía un estilo propio, aunque debía pulir muchos detalles.

Ella, a diferencia de otros maestros que tuve, no me aplastó con sus críticas. 

Fue respetuosa, e incluso podría decir que hasta cálida, nada que ver con los relatos que había escuchado sobre ella. 

Terminé mis prácticas en la ambientada redacción de La Opinión.

Continué con mi camino profesional, pero nos volvimos a encontrar y, el 26 de agosto de 2015, escribí mi primera columna en Milenio, gracias a la apertura de Marcela. 

Ella me propuso escribir sobre ciudadanía. 

No podría saber con certeza qué la motivó a darme la oportunidad, pero vi que confiaba en mí.

Dar espacio a otras mujeres implica abrir ventanas de aire fresco en un oficio que históricamente se ha construido desde voces masculinas. 

Una mujer que lidera una redacción enfrenta prejuicios, críticas más duras y la presión constante de demostrar su capacidad. Sin embargo, cuando decide compartir su lugar, tender puentes y confiar en otras, siembra futuro y rompe inercias que durante mucho tiempo limitaron a quienes veníamos detrás.

Desde entonces y hasta ahora, en este espacio se ha hablado con libertad sobre derechos humanos, personas buscadoras, corrupción, feminismo, ciudadanía, crisis climática, derechos de periodistas y un largo etcétera. 

Este espacio ha madurado, como yo, gracias a mujeres como ella, que abren la puerta con generosidad a otras. 

Esa generosidad ha sido una gran inspiración y motor.

Hoy me siento honrada de formar parte del equipo de Milenio. Gracias, Marcela, por invitarme a festejar los 108 años de La Opinión Milenio. 

Gracias por permitirme, durante 10 años, expresarme en libertad, volcar mi corazón y mis senti-pensares en estas páginas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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