Tras una investigación realizada por INCIDE femme en colaboración con un medio independiente, fue posible visibilizar cómo ocurren las violencias feminicidas en la Comarca Lagunera.
Mientras realizaba la revisión de las notas periodísticas para extraer los datos, fue imposible no pensar en la consigna: “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”.
Y es que la violencia está ahí; vecinos, familias, policías, jueces, MP y poder judicial atestiguan la incidencia diaria sin que cese.
Mucho recae en la impunidad, la falta de funcionariado capacitado y el ojo ciego de la sociedad machista.
Ejemplo claro de las omisiones es que dicha investigación demostró que no se han clasificado correctamente los feminicidios.
Se aclara, no todos los casos aparecen en la nota roja, aun así, fue posible contabilizar que de 2018 al primer trimestre del 2020 en la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango han ocurrido 46 asesinatos que cumplen con los lineamientos para contemplarse como feminicidio, sin embargo, los datos oficiales de las fiscalías involucradas solo proyectaron 31.
Respecto al peso del ojo social, fue posible demostrar que más del 50% de los agresores de violencia feminicida son el esposo o la pareja y 10% había consumido alcohol.
OSCs y grupos feministas lo han repetido hasta el cansancio: las víctimas viven con sus agresores, sin embargo, se sigue culpando a la mujer.
Comprender el estado psicológico, social y emocional de la persona violentada será un gran paso para no revictimizar a quienes, por su condición, creen que no merecen o no podrán conseguir ayuda.
Mientras permanezca socialmente aceptable el comportamiento violento como parte de la masculinidad; la obediencia y el cuidado a otras personas por encima del propio como característica de la mujer; sociedades ciegas a la vulneración de los derechos humanos; y un sistema impune sin la capacidad de prevenir, atender, cuidar y ayudar, realmente no se podrá avanzar en la erradicación de un problema que solo crece.
Invitamos a hombres, familias, vecinos, vecinas y, sobre todo, al Estado, a revisar estos datos y a no voltear el rostro y tomar acciones concretas.
El dato duro no miente, por eso trabajos como esta investigación son valiosos.
Se trata de poner las cartas sobre la mesa y demostrar que no son solo ideologías, sino realidades que están acabando con la vida de las mujeres.
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