La democracia y los derechos humanos van de la mano, puesto que ésta, “como forma de gobierno es un punto de referencia universal para la protección” de los mismos (OHCHR, 2023).
¿Pero qué es democracia?
Realmente, cuando me hago esa pregunta mi primer pensamiento es lo que aprendí en clases: demos = pueblo, -cracia = poder, la importancia del voto y la repartición de poderes, y, ¿qué significan realmente todas esas palabras?
La falta de entendimiento de lo que realmente implica un gobierno democrático no se queda en las aulas, sino en la práctica, pues conforme crecemos, a ésta se le suma la alta percepción de la corrupción y deterioro institucional, falta de confianza hacia el gobierno, la normalización de las malas prácticas y graves problemas de criminalización.
No es de extrañar, también, que los porcentajes de participación electoral hayan disminuido con los años.
Tan solo en Coahuila, para las elecciones del 2020, en el que se renovó el Congreso del Estado, la participación de la ciudadanía votante quedó en poco más del 39%.
Para las elecciones del 2021, en las que se renovaron los 38 ayuntamientos, participó poco menos del 58%.
Para darle significado a estas cifras, uso un ejemplo en clase: si 100 estudiantes deben elegir el liderazgo que regirá la forma de convivencia en el aula el resto de su preparatoria, pero solo 50 se presentan a esa clase, y el debate se divide en bloques, siendo el más grande de 20, ¿realmente decidió la mayoría de la población?, ¿se puede considerar democracia representativa?
Normalmente, las participaciones terminan en una conclusión: las verdaderas ganadoras de dichas elecciones fueron la apatía y la falta de participación.
Actualmente, todavía nos enfrentamos ante una lucha por los derechos humanos, y si miramos desde el microscopio al virus que nos afecta, la mejor medicina es abogar por una Ciudadanía
Participativa en sus cuatro dimensiones: política, social, cultural y económica, existen mecanismos de participación, formales e informales, que debemos comenzar a usar.
Me tomó años aprender que democracia no necesariamente es solo ir a votar para luego regresar a casa y dejarles todo el trabajo.
Ojo, no quito la responsabilidad de gobernantes y funcionariado que históricamente nos han defraudado, pero ciertamente pasar de una ciudadanía pasiva y manipulable, a una activa e involucrada, nos dará de vuelta el poder que nos corresponde y por ende la defensa de nuestros derechos, comenzando por una vida digna.
Para lograr una ciudadanía participativa, el primer mecanismo formal es el más sencillo: informarnos y salir a votar el 4 de junio.
No importa qué bloque o ideal, importa usar tu boleta como una declaración (libe y secreta) de tu valiosa existencia.