Este domingo serán las “elecciones históricas”, ya que se habla de 15 gubernaturas y más de 20 mil funcionariados locales.
Por lo que es hora de poner el dedo en la llaga social por la lucha de los derechos de las mujeres, y es que, a pocos días de cerrar campañas, queda claro que la aplicación de la reforma para combatir la violencia política contra las mujeres en razón de género quedó lejana a la realidad.
Aunque se establecieron nuevos estatutos para la faramalla electorera (los partidos, participantes y medios de comunicación debían prevenir, atender, sancionar, reparar y erradicar dicha violencia), si observamos el panorama nacional y local éstos se han obedecido de manera pobre.
Las disposiciones aprobadas por el INE y publicadas en el Diario Oficial de la Federación en noviembre del 2020 son solo papeles.
A las mujeres se les sigue utilizando como objetos de campaña y curul, sin una verdadera voz y participación se les intimida para callar; se hacen declaraciones públicas de corte sexista y en redes sociales se les ataca con agresiones verbales que atentan contra su imagen, se les veja aludiendo su vida sexual y reproductiva y nadie sanciona.
Esta descripción queda corta a la realidad, pues son más las violencias ejercidas contra candidatas y aquellas que ya ejercen un cargo político.
Las escasas denuncias ya fueron reportadas, pero no debemos ignorar el hecho de que son pocas las mujeres que se atreven a alzar la voz, pues no se sienten respaldadas por tu propio partido, quien denuncia es catalogada como conflictiva y entonces se les echa o se les entierra en puntos donde ya no puedan acceder a puestos de poder.
Aquellas que lo hacen son amenazadas en su persona y hasta familias.
Sí, la ley declara y enuncia cada uno de nuestros derechos como mujeres, cada aspecto ha sido refinado con los años y la lucha colectiva; sin embargo, en un país donde la ley es solo papel y nunca la práctica, estamos lejos de alcanzar la igualdad y la justicia en el ambiente político.
@incidefemme