En el “Correo ilustrado” de La Jornada, el cartujo lee una carta firmada por Taibo II y algunos de sus amigos. Con ejemplar firmeza reclaman a la titular de la Alcaldía Cuauhtémoc el retiro irregular —lo hizo sin ninguna autorización ni consulta— de las estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara de un jardín de la colonia Tabacalera, “que conmemoraban la reunión de ambos en ese barrio en 1955, prólogo de la revolución cubana”. Llaman a una reunión este sábado al mediodía en ese lugar y dicen: “Exigimos a Alessandra Rojo de la Vega que de inmediato las devuelva, y más le vale que no las haya dañado” (subrayado de la cofradía).
La última frase, repetida por PIT II en varias entrevistas, solo puede alarmar a los conservadores, el director del FCE, aunque no lo parezca, es civilizado, como lo son sus colegas Citlalli Hernández y Jenaro Villamil, también firmantes de la carta con otros personajes afines a la 4T, muchos de ellos parte de una izquierda, si bien seducida por los placeres burgueses no por eso menos orientada a la doctrina y legado de sus héroes (a los cuales el monje veneraba en los tiempos inmemoriales de su adolescencia) en esa isla donde solo los malagradecidos lamentan la eficaz pedagogía de la represión y la censura, recurso inapelable del gobierno revolucionario para enderezarles el entendimiento y quitarles de la cabeza aspiraciones imperialistas como democracia, respeto a los derechos humanos y libertad de expresión.
Por eso, por no tener remedio, están en la cárcel o se han marchado del país. Existen numerosos testimonios y libros sobre estos hechos, pero asimismo textos y acciones de aguerridos defensores del régimen cubano, entre ellos quienes este día en la Tabacalera gritarán consignas e insultos a la alcaldesa antes de volver a sus gentrificados hogares.
Ojalá en su protesta los devotos de Fidel y el Che denuncien también la violencia contra la UNAM y el manto de impunidad tendido por las autoridades sobre los rabiosos mercenarios a quienes tanto miedo les tienen. Aunque eso sea pedirle peras al olmo.
Queridos cinco lectores, el Santo Oficio los colma de bendiciones y espera encontrarlos aquí el 9 de agosto. El Señor esté con ustedes. Amén.