Política

Promover el desarrollo como camino a la paz

  • Areópago
  • Promover el desarrollo como camino a la paz
  • Jesús de la Torre T. Pbro.

Ya sabemos que el 3 de noviembre falleció el P. Sergio Aguirre. Sus males fueron muchos, por décadas, pero así sirvió a la Iglesia, últimamente como Capellán de la Guadalupana. 

Además de que cantaba muy bien, no dejó de manifestar buen ánimo, a contracorriente de sus achaques. Le dedicamos esta columna semanal.

En recientes días nos ha tocado ser testigos, por el auxilio de los medios electrónicos, el crimen político del alcalde de Uruapan, Michoacán, en pleno ejercicio político en plaza pública de su propia tierra, el pasado primero de noviembre. 

Era una joven esperanza para el ejercicio del poder, como fue en su tiempo John Kennedy y su hermano Robert; o Luther King para los Estados Unidos. 

Las reacciones tanto en dirigentes sociales como en sectores populares no se hicieron esperar, unas alimentando la esperanza y otros sugiriendo la violencia, como recursos desesperados.

Allá por los años de 1970, el P. Rodolfo Reza, acompañado de varios presbíteros de la Diócesis de Torreón, promovió un documento público con la preocupación de la espiral de la violencia. 

Ya entonces se señalaba la necesidad de no dejar que creciera la violencia, porque entonces se señalaba l la posibilidad de la guerrilla urbana, del estallido social y otras muchas manifestaciones irracionales de la violencia, cultivada por la injusticia social.

Hoy en día, ya estamos en el ejercicio de múltiples violencias y para muchos intelectuales y jefes de cualquier organización, el remedio es hacerle la guerra con las armas. 

Se ve como ingenuidad el pensar de otra manera y para este estilo de pensar, vale gorro el que Cristo haya dicho: mete tu espada en la vaina porque el que a hierro mata, a hierro muere.

Hace quince años que el episcopado mexicano dio una orientación pastoral titulada: 

“Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna” (año 2010)- Para conseguir la paz, ahí se recomendó: “Aprender de la historia. 

Educarnos para la paz nos pide el conocimiento crítico de la historia de México, que no es sin más una historia de héroes y villanos, sino un proceso de aciertos y errores que han ido conformando la identidad del pueblo mexicano. 

Educarnos para la paz nos pide aprender las lecciones de la historia nacional y de la humanidad”. Darnos en la torre, no resuelve el problema. 

La paz es un encuentro con la justicia. 

De ahí que un Estado que orienta su presupuesto a las mayorías va abriendo caminos de paz.

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