Cuando uno cree que no hay nada más molesto que a la gente de Provida no la dejen educar a sus descendientes como si estuvieran en el siglo XVI (todo es culpa de Olga Sánchez Cordero por defender el laicismo y esa tontería de llevar educación sexual a las escuelas donde seguramente los inducirán a la pornografía y les impedirán que se reproduzcan como lo hubieran querido Iturbide y Porfirio Díaz, por eso se amparan bajo la etiqueta #AMisHijosLosEducoYo); o que según los nuevos rumores que propagan alegremente los de la “Eh, la BOA” las autoridades sanitarias contratan actores para hacerse pasar por médicos en el Hospital de la Raza y armar montajes tipo Grey´s Anatomy.
No dudo que los Bichir estén metidos en las salas de operación, Gael y Diego sean camilleros y Yalitza reparta placebos, mientras el elenco de Rubí anda en las clínicas del IMSS y el ISSSTE.
Algo tan inquietante como que en el mismísimo MIT -em ai tí- un alumno mexicano haya sometido a un escrutinio del averno a don Luigi Videgaray exigiéndole explicaciones por todos los males de la patria, incluyendo la Estafa maestra, las tarjetas Monex, la Operación diamante y casi que me lo acusaron de armar la Operación Berlín que, siendo justos, es obra de mi comandante Krauze cuyo empeño por acabar con la Cuarta transformeichon es solo comparable con el de Bolsonaro por contagiarse una y otra vez de covid.
Videgaray, hombre que ideó y fraguó el exitoso, probo y pulcro sexenio peñista, que hiciera hasta sonrojar al espectro de López Porpillo, evadió las preguntas como las señoras que en Perisur escaparon a la sanitizada.
Ya lo único que nos alivianó fueron los lances de morenos, seudomorenos y opositores por la Nueva nueva banda TimbirINE, que estuvo más divertida que la copa chafa que ganó el Cruz Azul. Aquí sí vimos buenas barridas con los tacos por delante, ataques con extremistas voladores, falsos nueves y las clásicas chumeliñas para llegar a la unanimidad, en vez de agarrarse como en Juego de tronos.
Lástima que luego AMLO regañó a Mario Delgado y a Ricardo Monreal por tibios y grillar solo por los consejeros del INE y dejar a un lado aquello de transparentar fideicomisos y demás triquiñuelas. Bueno, a los mejor estaban un poco asustados, no los fuera a regañar de Lilly Ledy Téllez.
Tanto melodrama ranchero que hicieron los aBOAfirmantes para hacernos creer que el INE es más transparente, vitamínico y saludable que las aguas negras del kapitalismo.
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