Dirán lo que quieran, pero la oposición no podía merecerse un líder más carismático, sabio y centrado como Claudio XXX. Sin reconocer sus pequeñas pifias como gran contramaestre del PRIANtánic después de su amarga derrota, todos los días hace llamados un poco delirantes para unir a los muy desbalagados y groguis miembros de su cofradía derechaira y seguir combatiendo a la dictadura macuspánica.
En vez de salir huyendo del país como Miguel Ángel Yunes que se debe estar escondiendo con Cabeza de Vaca, la misma vaca, mi Claudio se ha puesto a dar instrucciones que no pelan ni los pocos xochibots, xochitrolls y xochijéiters, pobrecito.
Lo mejor es que en su cuenta de X que es tan X como este juniorzazo, todavía se atreve a hablar pestes de Morena porque se parece según él al viejo PRI, ese PRI del que se sirvió y con el que tan a gusto trabajó del brazo y por la calle con Alititito Moreno, un Fidel Velázquez con sobredosis de botox. Un Alito que va por los medios amenazando a los conductores que tímidamente cuestionan su reelección porfirista, de una manera muy a lo Milei, con ojos de toro loco.
Alguien le tendría que explicar a don Claudio de manera muy didáctica que, si bien sus aliados estaba pa’l perro, él es quien más estorba en una posible reconstrucción del sector opositors. Está tan alucinado que sigue creyendo en las encuestas de Massive Caller y que quienes votaron por Claudia Sheinbaum son una bola de nacos ignorantes. Es lo malo de no tomar terapia para reconocer su propia irrelevancia y la de sus contlapaches Latinus, Loret, Brozo, la Dresser, Krauze y un largo etcétera de personajes derechosos de la intelectualidad y el periodismo que ni a enanos del tapanco llegan.
El fifilántropo de la vida nada galante, el falso mesías neoliberal, de seguro ya está por armarse una giras lastimeras como la de Xóchitl Gálvez y la Ministra Piña que compiten en vístimismo, narcisismo y melodrama reguetonero. Mientras la candidata megaperdedora se ufana en acabar contra la Reforma Judicial, deja que un panista tan voxista elemental y machín como Julen Rementiría la humille arrebatándole el micrófono. Y qué decir de Norma Piña yendo a entrevistas más arregladas que las peleas de Kahwagi con Adela Micha y Curzi, donde no habló sobre lo más interesante y morboso: su cena en lo oscurito con los magistrados en la mansión de Alcántara Carrancá y con Alito incluido. Lo único que nos importaba y no dijo nada, ni siquiera el ambigú, chale.
