Cultura

Momento bisagra

  • Ruta norte
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  • Jaime Muñoz Vargas

Leo un post de esos que el algoritmo arrima tal y como opera el algoritmo: sin que lo solicitemos, despiadadamente. 

En ocasiones, sin embargo, se pone serio y no contiene chistes, morras despampanantes o tutoriales para manualidades domésticas, sino textos más o menos bien elaborados y con asuntos de interés general. 

Uno de estos me cayó el jueves, y aborda sinópticamente la vida de Pete Best, quien pudo ser el baterista de Los Beatles. 

Me llamó la atención porque, mutatis mutandis, cuando ya somos algo viejos todos llegamos a pensar que hemos vivido uno, o quizá más, momentos bisagra en nuestro pasado. 

Best estaba ya en el grupo cuando al productor se le ocurrió que no cuadraba, que no poseía los atributos de Paul, John y George. Entonces le dio la noticia: saldría del grupo y su reemplazo sería Ringo. 

Lo que siguió en la trayectoria del cuarteto ya lo sabemos, así que huelga contarlo.

Para empezar, sé que el algoritmo no es nada pendejo. Si manda el material que manda, es porque ya nos tiene bien mediditos. 

Ni siquiera una madre conoce tan bien a sus hijos como el algoritmo a los innumerables navegantes del ciberespacio. 

Es la vigilancia total, absoluta, e incluye hasta nuestros apetitos más recónditos. 

Lo curioso es que, a diferencia de la vigilancia basada en la noción del panóptico, que incomodaba a los vigilados, ésta es invisible y bienvenida, tan aparentemente inocua que la dejamos entrar a nuestras vidas porque sería peor perder la sensación de independencia y dominio que alcanzamos mediante la pantalla táctil. 

Dado, entonces, que no vamos a renunciar así como así a las delicias de la navegación confesable e inconfesable, cabe por lo menos hacerse alguna pregunta, si queremos íntima, sobre las decisiones del algoritmo y por qué en el mostrador nos despacha ciertos productos y no otros.

Esto pensé ahora con el post sobre el tal Best y Los Beatles. 

Según la nota (lo común es no indagar si fue cierta o no, pues en la época de las noticias falsas la verdad es una categoría si no muerta, sí moribunda), “El golpe fue devastador. 

El éxito de The Beatles se convirtió en una herida abierta para Pete, quien no comprendía cómo había pasado de estar dentro del fenómeno cultural más grande del siglo a observarlo desde fuera. 

Pensó que su atractivo y talento le asegurarían una carrera, pero nadie volvió a fijarse en él. El dolor y el resentimiento lo consumieron”.

Best, abatido, trabajó dos décadas como empleado estatal, pero luego volvió a la música, alcanzó algo de reconocimiento y se embolsó “6 millones” (la nota no dice si de dólares o de qué). 

Pese a esto, “La prensa, al conocer la noticia, le lanzaba la pregunta hiriente: ‘¿Cómo se siente al saber que mientras usted cobró 6 millones, la fortuna de Ringo es de 400 millones?’”. 

El texto cierra con una especie de moraleja: “Aquel agosto de 1962 cambió la vida de dos bateristas para siempre. 

Esa decisión marcó un punto de quiebre tan claro que pocas veces se puede señalar un momento tan decisivo en el destino de alguien”.

En la “Milonga del solitario”, Atahualpa Yupanqui nos regala esta estrofa: “El que me quiera ganar, / ha’e tener buen parejero. / Yo me quitaré el sombrero, / porque así me han enseñao, / y me doy por bien pagao, / dentrando atrás del primero”. 

No es falta de ambición, es sólo no dejarse engatusar, estemos o no estemos en un momento bisagra, por las paparruchas del éxito como única vara para medir el espesor de nuestras vidas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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