El poder desgasta al poder y la frivolidad es el primer síntoma de ese curso inevitable: legisladores que utilizan el recinto parlamentario, en horario laboral, para bailar al ritmo de la Sonora Santanera.
Un diputado, Cuauhtémoc Blanco, que suda la camiseta jugando pádel y exige al mismo tiempo que se le tome asistencia durante la reunión de la Comisión de Presupuesto.
Un senador, Gerardo Fernández Noroña, que solicitó licencia para abandonar durante 15 días su responsabilidad porque se tomará unas vacaciones, todo pagado por un gobierno extranjero, en Palestina, Emiratos Árabes y Jordania.
Otro senador, Adán Augusto López, prefirió mirar partidos de futbol durante la comparecencia del secretario de Hacienda, Édgar Amador, y también, días después, mientras sus colegas debatían sobre los apoyos destinados a las más de 150 poblaciones afectadas por las lluvias.
Es grande el contraste entre las escenas de liviandad y las tragedias que ocurren en el país. El mismo donde Bernardo Bravo, líder de los productores de limón en Apatzingán, fue velado por una población descorazonada después de la tortura y el asesinato que le arrancaron la vida.
El mismo país donde las lluvias recientes afectaron la vivienda de más de 100 mil familias, en el que 78 personas fallecieron y 23 continúan desaparecidas.
Resulta intrigante observar cómo, dentro del movimiento lopezobradorista, se han repartido arbitrariamente los roles. De un lado las personas adultas y responsables y del otro lado los adolescentes tardíos que ostentan su indolencia todos los días.
Al principio de esta semana, la presidenta Claudia Sheinbaum criticó duramente a la dirigencia del Partido Acción Nacional por organizar su “fiesta” de relanzamiento sin tomar en cuenta el estado de emergencia en el que se encuentran sus gobernados.
Ella misma habría sacrificado actividades importantes para evitar promocionarse en estas horas complicadas.
La verdad es que palideció el jolgorio panista señalado por la mandataria frente a la indiferencia moral y emocional de algunos líderes destacados de su partido, a quienes los problemas más complejos del Estado les tienen evidentemente sin cuidado.
Zoom: El poder es como el perfume, hay que olerlo solamente, porque quien se lo bebe termina envenenado. Es obvio que la ponzoña mordió ya el alma de los más cínicos.