Extraordinario es el primer calificativo que me viene a la cabeza para hablar de Los olvidados, que este fin de semana cierra su breve temporada en el teatro Sergio Magaña, y que, DE VERDAD, nadie que guste del buen teatro debe perderse.
Una tragedia para jóvenes audiencias es el subtítulo de este montaje, basado en la histórica película de Luis Buñuel, que retrata la extrema pobreza que reinaba en los barrios más bajos de Ciudad de México en los años 50, y que en esta versión teatral es un traslado a la realidad actual de cualquier gran urbe mexicana o incluso del mundo.
Escrito y dirigido por Quy Lan Lachino y Asir Zágada, quienes además son parte del elenco y responsables de vestuario, escenografía y máscaras, Los olvidados, sin exagerar, es un trabajo soberbio, redondo, conmovedor, divertido, impactante; de esos montajes que te devuelven la esperanza en la creatividad, la esencia del teatro y la labor social y política que debe cumplir.
En la función que me tocó ver el público estaba conformado por gente de todas las edades y, a juzgar por las apariencias, de múltiples procedencias económicas y culturales; y todos estuvimos cautivados durante los 70 minutos que dura la función.
No hay, cabe aclarar, un solo diálogo en toda la puesta en escena, pero tampoco es un espectáculo de mímica. Es una sui generis combinación de gran guiñol con teatro de máscaras, performance. Cada momento, cada acción, cada reacción se entiende de maravilla gracias al brillantísimo desempeño de los seis actores que hacen a los 26 personajes que participan en la acción.
A las dos intérpretes ya citadas, hay que agregar a Carlos López Talavera, María M. Shelley, Rosaura Pérez Sanz y Abigail Pulido. Todos brillantes.
Los olvidados. Teatro Sergio Magaña, sábado y domingo, 13 horas.
@HugoHernandez