El lento andar de la economía latinoamericana y en particular de la mexicana está limitando la generación de nuevas oportunidades de trabajo para millones de personas. Con un crecimiento económico estimado de 2.3 por ciento para la región latinoamericana y uno inferior al 1 por ciento para el caso mexicano, el dinamismo no será suficiente para que se generen suficientes empleos formales para atender la demanda de las juventudes que se incorporan al mercado laboral y de las personas que están desempleadas o subempleadas.
En México, los pronósticos apuntan a que el crecimiento de la economía en 2025 será de entre 0.5 y 1 por ciento, en tanto la cantidad de empleos formales que se crearán oscila entre 150 mil y 200 mil puestos. Esto es poco para un mercado que desde hace años demanda más de un millón de puestos por año para cubrir las necesidades. Como a esa cifra nunca se llega, el resultado se traduce en más informalidad laboral y más subempleo, ya que los trabajadores necesitan generar ingresos.
Nos enfrentamos nuevamente a un escenario laboral con oportunidades formales insuficientes, lo cual significa que una buena parte de las personas que buscan trabajo lo encontrarán sólo en condiciones precarias, sin prestaciones de ley, probablemente con bajos salarios y sin la certeza de saber cuánto tiempo podrán permanecer en el mismo empleo. Todo esto le da incertidumbre al desarrollo profesional de los trabajadores, les impide planificar a mediano y largo plazo, y no ayuda a que se pueda acceder al financiamiento para un bien mayor como una casa o un emprendimiento. La informalidad sigue siendo preponderante en el mercado.
La precarización del trabajo es transversal: alcanza a los formales y los informales, a los de tiempo parcial y los permanentes. Y por eso la alternativa de emprender o trabajar por cuenta propia no escapa al contexto de precariedad: tener un proyecto propio suena a solución lógica frente a un mercado que no genera suficientes oportunidades pero las condiciones tampoco son fáciles, pues ni el financiamiento ni el mercado están en su mejor momento.
Uno de los aspectos pendientes no solo en México sino en toda América Latina es el apoyo más decidido y sostenido a los emprendimientos, a las micro, pequeñas y medianas empresas que son las que generan más del 80 por ciento de todos los empleos. No solo se trata de apoyos monetarios o de financiamiento, sino de facilitar todos los procesos para la formalización de los emprendimientos, así como para crear estrategias de apoyo para el gerenciamiento, la cultura financiera, la innovación y la creatividad. La mayoría de las microempresas mueren pocos años después de su creación debido a falta de apoyo. Es ahí donde se puede intervenir con un apoyo oportuno que permita que los emprendimientos continúen y generen riqueza y oportunidades.
Si algo sabemos con certeza es que las economías latinoamericanas se moverán lentamente en los siguientes años. Y por eso tenemos que apoyar desde dentro a las iniciativas que generan empleos e ingresos.