Negocios

Entre precios, riquezas y la gente

Uno de los grandes problemas que dejó la pandemia de covid 19 en cuanto a la economía es el que se da en la relación entre el crecimiento y el nivel de los precios. Por un lado, las economías entraron en crisis debido a la paralización de las actividades por el confinamiento, por lo cual una de las grandes urgencias de los países fue recuperar el impulso interno, calentar los motores y lograr repuntes que permitieran compensar y revertir las pérdidas. Por otro lado, la suba generalizada de los precios se dio de manera acelerada y aguda, con la novedad de que no quiere irse: ya son prácticamente cuatro años con niveles inflacionarios por encima de lo deseado.

Un caso de referencia lo tenemos en lo que le pasa a México: afectado por la incertidumbre y los aranceles, este año su pronóstico de crecimiento es de apenas 0.6 por ciento, de acuerdo a los cálculos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). En tanto para los niveles de precios, las últimas cifras dan cuenta de que la inflación fue de 3.57 por ciento a tasa anual en la segunda quincena de octubre, lo que representa que se encuentra en el rango de más o menos 3 por ciento que establece el Banco de México.

La cuestión en esta relación es la que preocupa: la generación de riqueza de todo el país está muy por debajo de los niveles de la suba de los precios. Es decir, como le pasa a todas las personas que tienen un salario que no alcanza para pagar los costos de productos que suben de precio, los ingresos aumentan poquito y los costos de vida aumentan bastante más. Y esto no es una novedad, forma parte de la trampa de escaso crecimiento en contextos de mucha pobreza en la que se encuentra toda América Latina.

Toda la región en su conjunto enfrenta un problema similar: de acuerdo a la Cepal el crecimiento latinoamericano promedio será de 2.4 por ciento en 2025, mientras que la inflación estimada por el Fondo Monetario Internacional es de 7.2 por ciento. El encarecimiento del costo de vida es tres veces superior a la generación de riqueza. Y, claro, esto hay que ponerlo en el contexto de que vivimos en la región más desigual del mundo, que hay más de 200 millones de personas en condiciones de pobreza, y que además hay una hiperconcentración de la riqueza en pocas manos, lo que significa que aunque haya crecimiento es poco probable que llegue a las personas que más lo requieren.

Los economistas dicen que el crecimiento real es cuando al incremento del Producto Interno Bruto (PIB) se le resta la inflación. Con esa fórmula en México y en América Latina tenemos un crecimiento real negativo: se pierde el poder adquisitivo de la gente, la tendencia es que aumente la pobreza y que se ensanche la desigualdad. En un escenario así lo más probable es que las carencias sociales aumenten, lo cual ya es mucho decir. Mientras los gobiernos piensan en si tienen que disminuir la inflación o impulsar el crecimiento, la realidad es que la prioridad debe ser la gente. La mejor política económica es la que le sirve a la gente.


Google news logo
Síguenos en
Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.